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¡Ministro, primero la logística, que también es España!

  • Última actualización
    08 mayo 2024 05:20

Querido ministro Puente. El sector logístico es tan hermoso como egoísta, desde el más absoluto convencimiento de que su papel es esencial para la sostenibilidad económica y social de un país, por lo que no es posible andar con distracciones a la hora de pilotar su gestión.

En esta apasionante tarea de que absolutamente todo esté milimétricamente en su sitio cuando, dónde y cómo se necesita, intervienen tantos factores geopolíticos, económicos, regulatorios, sociales, medioambientales y competitivos que la tarea no sólo es ingente sino que es infinita y muy demandante, pues la más mínima desviación genera enormes perturbaciones.

Hemos alabado desde el inicio de su gestión, con el 30 Aniversario de Diario del Puerto como puesta de largo, su voluntad de estar cerca del sector, así como la del conjunto de su equipo. Ahora bien ministro, y en esto permítame que haga de portavoz, el sector no termina de entender que su máximo responsable y, sobre todo, que su máximo representante la imagen que transmita permanentemente a la sociedad y la voz que traslade permanentemente a la sociedad no sea la de la logística, sino la de un conjunto de batallas que ni siquiera me corresponde juzgar pero que tienen una amplificación en todos los altavoces sociales, sean del color y de la tendencia que sean, que convierten el discurso del ministro en una retahíla de charcos, ocurrencias y pancartas cuya finalidad no se corresponde con el cargo concreto que ostenta.

Somos egoístas, señor Puente, pero lo merecemos

Estoy seguro que España necesita adalides de sus principios y convicciones e incluso que es fundamental gente que lo exprese de forma directa y llamativa para calar en todos los ámbitos.

Soy consciente además que es difícil abstraerse de su papel como miembro del Gobierno y destacado responsable de su partido político. Ahora bien, créame si le digo que el sector, de manera generalizada, ve cada polémica en la que usted se ve envuelto como una oportunidad perdida porque, insisto, son tantos los problemas que nos rodean que no estamos para que a nuestro ministro se le vayan las fuerzas en otros menesteres.

Y seguramente como país vivamos un momento complejo y sea necesaria la defensa apasionada que usted realiza de sus principios, pero creo que es fácil de entender que un servicio más que digno y honroso a España es servir también a la logística y hacerlo con los cinco sentidos y levantando una bandera a menudo huérfana ante la opinión pública porque ni los líderes sectoriales ni medios como el que me honro en dirigir tienen el acceso a los canales y la difusión que usted tiene y que este sector necesita.

Aplaudimos ese discurso pleno de sensatez, mesura y pragmatismo con el que se deja ver por el sector logístico pero, voy a serle sincero, si le llena también ese discurso polémico, intenso y apasionado con el que se desenvuelve en el resto de ámbitos, aquí también están las puertas abiertas y el campo para la autorrealización es infinito.

Tenemos problemas, conflictos y retos tan trascendentales como cautivadores e irrenunciables. Necesitamos aprovecharnos de su fuerza, de su descaro, de su arrojo para llevar hasta el último rincón de este país y de Europa tantas y tantas cuestiones logísticas ahora mismo decisivas. Es más, ni siquiera buscamos partir del consenso. Abramos los melones, partámonos la cara desde el debate y la vorágine que este sector necesita y merece.

Ya tuvimos con su predecesor la extraña sensación de que el ministro estaba en otras cosas. No queremos volver a lo mismo. No se nos distraiga lo más mínimo, por favor. Le necesitamos dando el do de pecho, pero aquí.