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Aire fresco

La verdad es que lo he tenido muy fácil esta semana para comenzar esta columna. Y da igual que sea un tema recurrente o que ya haya sido abordado por mis compañeros, porque cuando un asunto adquiere una relevancia por encima de la media, conviene destacarlo y valorarlo en su justa medida.

  • Última actualización
    07 octubre 2020 16:21

La celebración esta semana de la Barcelona New Economy Week (BNEW), en Barcelona y en el mundo, ha supuesto claramente un punto de inflexión en la concepción habitual de seminarios, jornadas, conferencias, webinars y derivados.

Simplemente, BNEW ha conseguido articular una propuesta absolutamente diferente con la que, más allá de abordar cuestiones de interés y actualidad, han logrado atraer la atención del sector logístico. Pueden pensar que se trata de marketing o de publicidad; yo tengo la certeza de que se trata de inteligencia de mercado, de saber exactamente dónde se hacen las cosas, para quién y en qué momento. A partir de ahí, todo cobra sentido.

Acostumbrados como estamos a propuestas planas y vacías, el BNEW ha sido un soplo de aire fresco, y no es un tópico, en un tiempo en el que precisamente necesitamos motivaciones e impulsos diferentes. Enhorabuena a los organizadores por haber superado con éxito un reto que se me antojaba, lo confieso, tremendamente complicado.

Y hablando de aire fresco, y disculpen por el giro de guion, no puedo dejar de referirme a la delicada situación que vive el sector de la estiba en general, y en el puerto de Valencia en particular.

Y digo bien aire fresco porque creo que es absolutamente necesario que se abran las ventanas de par en par para ver si en algún momento comenzamos a introducir conceptos nuevos en unas negociaciones que, si exceptuamos la actualidad más relevante, siempre parecen las mismas, sobre los mismos asuntos, con los protagonistas de siempre, las reivindicaciones históricas y las quejas conocidas, reiteradas y trasladadas más de mil veces.

Lamentablemente, la discusión en torno a la formación de los estibadores en el sistema Navis que quieren implementar las terminales valencianas parece inevitablemente destinado a la generación de un conflicto mayor o, como mínimo, al anuncio de un conflicto que, en sí mismo, ya supondría un fracaso para todos.

Sólo aparcando lo rancio, lo gris y lo turbio (creo que no me refiero a nadie en concreto), seremos capaces de enfrentarnos a un futuro inmediato que se puede poner especialmente complicado 

Tengo la sensación de que permanentemente colisionamos con el muro de nuestras pretensiones, justo cuando no somos capaces de observar el horizonte con la mirada del que sabe que más allá de la escollera hay vida y otros muelles dispuestos a engullir todo lo que sobre en otros recintos portuarios.

Hasta la fecha ha podido servir el argumento de que no hace falta remover demasiado el tablero para que todas las fichas permanezcan en su sitio, con un papel más o menos relevante. Pero en la actualidad, con una situación como la que atraviesa todo el planeta y la “hambruna” generada en el negocio, deberíamos tener en cuenta que la competencia más allá de nuestras fronteras no va a tener compasión alguna y va a lanzarse directamente a la yugular en cuento intuya la más mínima sensación de debilidad.

El aire fresco, necesario para llenar los pulmones, debe servir también para recobrar fuerza y cargar la mochila de los buenos propósitos. Sólo aparcando lo rancio, lo gris y lo turbio (creo que no me refiero a nadie en concreto), seremos capaces de enfrentarnos a un futuro inmediato que se puede poner especialmente complicado.

Los puertos españoles deben mirar adelante con firmeza y la misma inteligencia de mercado de la que les hablaba antes ... y si es con la máxima unión, pues mejor que mejor. Que tengan un buen día... si pueden... si les dejan.