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DOS DIOSAS, AL MENOS

Me asomo a la puerta de mi madriguera y vuelvo a confirmar, estos días más que nunca, que estamos en manos de dos diosas, capaces de obrar inmensos milagros, creaciones asombrosas y destrucción ilimitada.

  • Última actualización
    31 marzo 2020 14:27

Dos diosas infinitas y eternas, cuyos designios son inescrutables. Que están en todas partes. Que todo lo pueden crear y todo lo pueden destruir. Que nos han dado la vida y pueden acabar con todos nosotros en cualquier momento. No se las puede provocar ni maltratar, porque, si se las provoca, su ira es infinita, tan grande como su capacidad de crear vida y belleza si se las cuida, si se las adora, si se las idolatra como merecen. Nos dan lo más grande que tenemos, lo que mejor nos hace sentir, lo que hace que la vida valga la pena: el aire, el mar, la tierra, el espectáculo diario del amanecer y la variedad periódica de las estaciones. Y todo gratis. Física y Química, por no pedir, no piden ni oraciones. Solo que hablemos con nosotros mismos y que las dejemos en paz. Pero no… hurgamos donde no debemos, ensuciamos hasta lo más sagrado y respetamos nada. Nos hemos creído que hay otros dioses y que, además, somos nosotros. Me vuelvo a la madriguera.