Menú
Suscripción

E-Commerce

Somos el quinto país de la UE en volumen de negocio logístico vinculado al comercio electrónico, parece un éxito. Y eso que en España aún somos noveles en llevar a cabo este tipo de compras, si nos comparamos con los países del norte de Europa y por descontado con China y Estados Unidos.

  • Última actualización
    27 marzo 2019 17:15

Aquí, por ahora, aún no confiamos plenamente en los medios electrónicos y la banca en línea, al nivel que lo hacen esos otros países. De igual forma, solemos comprar mayoritariamente productos de las marcas que ya conocemos, al igual que en los sitios web que nos merecen confianza. En cuanto nos llegue la madurez de nuestros vecinos de planeta, compraremos de todo y de cualquier proveedor, le conozcamos o no. Lo que sí sabemos hacer muy bien es, al igual que en las tiendas pero sin tocar, basarnos en la indecisión eligiendo un par de productos similares, en colores diferentes y si los artículos son para vestir, en un par de tallas, la que usamos y la que nos gustaría usar. Todo lo que sobra, aviso y pasan a recoger, por el mismo precio que cobran por entregar, es decir “All Include”. Aquí es donde comienzan mis dudas, no sobre el futuro de la venta online, sino sobre el gran futuro que se le vaticina a este modelo de negocio. Cambiando impresiones con los pequeños transportistas de la última milla, todos coinciden en que lo que les pagan por cada entrega/recogida es un precio tan exiguo que no se asemeja a un negocio para ellos. Lo hacen, por mover sus infraestructuras. Sin ir más lejos, consta que una conocida y antigua mensajería española le ha dicho NO recientemente a una de las principales empresas de este casi nuevo negocio. Pagarle, por debajo o a coste, los servicios que nos presta un proveedor aprovechando la coyuntura, es invitar al diablo de la precariedad laboral a nuestra mesa. Y ahora viene la duda sobre esos grandes empresarios del comercio electrónico y sobre los que les proveen de productos. Si todos compramos más de lo que finalmente queremos o necesitamos, porque no estamos en tiendas físicas, provocamos unos grandes picos en los resultados de ventas, picos que se convierten en grandes valles y cuevas, inmediatamente después, al mes siguiente como muy tarde. Hay nuevos perfiles de puestos de trabajo altamente demandados para la logística electrónica, pero el puesto que no veo es el de financiero, capaz de lidiar con las cifras sujetas a esa volatilidad. Lo que se vende a golpe digital (¡digital de dedo!) no se vende en las tiendas. Las tiendas se convierten en escaparates donde ver qué es lo que voy a comprar, en el mejor de los casos. Los fabricantes y mayoristas se encuentran con que sus clientes habituales pueden ver sus productos más baratos en la red que en los puntos de venta donde iban hasta ahora. Van a acabar esfumándose unos puestos de trabajo y aparecen los nuevos, pero los nuevos no son precisamente panaceas de salarios lucrativos. Algunos llevan un año de movilizaciones, reivindicando horario junto con remuneración adecuada y siguen como el primer día, sin éxito alguno. Probablemente tendremos en nuestro país más estructuras para B2B que para B2C, pero como C no disponga de dinero en el bolsillo, no creo que B vaya a vender mucho. Todo necio confunde valor y precio (Francisco de Quevedo).