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“El Cable Inglés es el mejor ejemplo de la integración de Almería en su Puerto”

El cargadero de mineral El Alquife de Almería, conocido popularmente como Cable Inglés, se levanta imponente como referente de la arquitectura industrial española. Ejemplo de cómo se hacían las cosas en una época pasada, su consideración como Bien de Interés Cultural y la aguerrida apuesta de muchos amantes de la ingeniería lo salvaron de acabar convertido en chatarra. Levantado en 1904 junto al muelle de Levante, en la playa de las Almadrabillas, sus singulares características han hecho de él uno de los más valiosos legados del patrimonio industrial español y europeo. Actualmente, se están acometiendo las obras de la segunda fase del proyecto de restauración, acciones que lidera la Autoridad Portuaria de Almería.

  • Última actualización
    23 febrero 2021 17:56

Construido entre 1902 y 1904 por la compañía The Alquife Mines, según el proyecto redactado por el ingeniero escocés John Ernest Harrison y firmado más tarde por el ingeniero español Andrés Monche y Ríos, quien introdujo importantes modificaciones sobre el proyecto original, el Cable Inglés constituye un ejemplo relevante del patrimonio industrial en Andalucía y en el ámbito internacional, en una triple vertiente: “Como pieza representativa de la arquitectura del hierro, como agente activo de significativas transformaciones urbanas y como patrimonio histórico al ser un ejemplo singular de esta tipología en el panorama internacional”, así lo explica a este Diario, Ramón de Torres, jefe de Obra del “Proyecto de Restauración de la Plataforma de Acceso del Cargadero de Mineral El Alquife” y experto en él.

“El escaso número de ejemplos singulares existentes en la actualidad, y menos aún con el grado de conservación que presenta el Cable Inglés, lo convierte en una pieza excepcional del legado material de la cultura del trabajo. El cargadero es el símbolo de una etapa fundamental de la historia almeriense, de los anhelos del desarrollo minero e industrial”, añade de Torres.

Recuperar para valorar

Teniendo clara la relevancia de esta infraestructura, la Autoridad Portuaria de Almería (APA) se dispuso a liderar la actuación de rescate y en ello sigue. “El proyecto de restauración que estamos acometiendo es considerado un ejemplo de cómo recuperar una infraestructura y ponerla en valor. Pero es que, además, el viejo cargadero es un icono de la ciudad, uno de sus símbolos más representativos y visitados de Almería. Dentro de unos meses se abrirá a los ciudadanos, que podrán pasear sobre él y disfrutar de las espléndidas vistas de la bahía, así como de una nueva perspectiva de la ciudad, contemplada desde la altura”, detalla el presidente de la APA, Jesús Caicedo.

Además, destaca el presidente, “al estar ubicado en la zona portuaria de Las Almadrabillas –donde se desarrollarán las primeras actuaciones previstas por el Master Plan del futuro Puerto-Ciudad-, se puede decir que será el mejor ejemplo de lo que se pretende con dicho proyecto: la integración de Almería en su Puerto, y del Puerto en su ciudad”.

Actuaciones de la 2ª fase

Hasta el momento se ha ejecutado más del 50% de las obras de la Fase 2. Entre otros trabajos, detalla el presidente, se ha realizado el reconocimiento de la cimentación de las siete pilas metálicas sobre las que se apoya el cargadero, que han sido reforzadas; se han desmontado los raíles de la vía de ferrocarril que recorre el embarcadero, raíles que volverán a ser colocados en su lugar original una vez que se acometa el saneamiento de la zona sobre la que discurre la vía, donde finalmente se instalará un camino de madera, que irá desde el parque de la Estación del Ferrocarril, hasta el muelle de carga; y se ha realizado la limpieza de los arcos de piedra del cargadero.

“Próximamente se colocará un nuevo pavimento de madera, enrasado con los raíles del ferrocarril. Asimismo, se instalará un sistema de iluminación del recorrido peatonal y se construirá una cancela en el arranque del cargadero –en el Parque de la Estación-, para ubicar el control de acceso del público al Cable Inglés”, confirma Caicedo.

“La finalización de las obras de esta segunda fase está prevista para el final del verano -asevera Ramón de Torres, jefe de Obra del Proyecto de Restauración - sólo quedará pendiente la tercera fase, que tendrá como objetivo la implantación de nuevos usos en el muelle de carga”.

“Dentro de unos meses se abrirá el Cable Inglés a los ciudadanos que podrán pasear sobre él y disfrutar de las espléndidas vistas de la bahía”

El presidente de la APA, Jesús Caicedo, durante una visita a las obras que se están realizando para recuperar el Cable Inglés. Foto APA. Vista aérea del cargadero desde el lado tierra. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Paso a paso: rescatando el cargaderoEl Cable Inglés es un cargadero del Puerto de Almería que se construyó, a principios del siglo XX, para embarcar el mineral de hierro procedente de las minas de Alquife (Granada), desde donde se transportaba en ferrocarril. A partir de 1970 dejó de ser utilizado para estos fines y, poco a poco, sufrió un proceso de deterioro.Unos años más tarde, en 1998, por sus características y valores, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía lo declaró Bien de Interés Cultural y la Autoridad Portuaria, junto con otras administraciones públicas, consideraron la necesidad de acometer un ambicioso proyecto de restauración que además de recuperarlo, permitiera habilitarlo para el uso y disfrute de los ciudadanos. Así, en 2009, la Consejería de Cultura encargó la redacción del proyecto de restauración y puesta en valor del cargadero. Para su ejecución, se dividió en tres fases. Entre 2010 y 2012, la Junta de Andalucía asumió la primera fase, que consistió en el tratamiento de conservación del muelle de carga –el gran cajón levantado sobre el mar-; y, a principios de 2019, promovidas por la Autoridad Portuaria, comenzaron las obras de la segunda fase del proyecto -el de restauración de la plataforma de acceso-. Esta segunda fase cuenta con una inversión de 2,1 millones de euros, de las cuales la APA cuenta con la financiación del 1,5 Cultural de los ministerios de Cultura y de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.“Esta segunda fase del proyecto, que está previsto que finalice en los próximos meses, consiste básicamente en el refuerzo, saneado y limpieza de las estructuras metálica y de piedra, así como la conversión de la plataforma superior del cargadero –la vía de ferrocarril original- en un paseo peatonal”, explica Jesús Caicedo, presidente de la APA.En estos momentos, “estamos realizando gestiones para buscar financiación para acometer la tercera fase, con la que se pondrá en valor el muelle de carga. De esta manera, el gran cajón que se adentra en el mar podrá destinarse a usos culturales y de ocio, como pueden ser una sala de exposiciones, un centro de interpretación para visitantes, una cafetería-restaurante, y la instalación de unos ascensores panorámicos”, concluye el presidente.

Ramón de Torres, jefe de Obra del “Proyecto de Restauración de la Plataforma de Acceso del Cargadero de Mineral El Alquife” y experto en el cargadero. Diferente a otros cargaderos españolesEl cargadero constituye la fachada marítima de la ciudad. “No solo está dotado de verdadera calidad arquitectónica, sino que forma parte de un paisaje urbano y territorial que no puede entenderse sin su presencia, y que además es fruto de un entorno empresarial y laboral de carácter industrial que justifica su existencia”, subraya Ramón de Torres, jefe de Obra del “Proyecto de Restauración de la Plataforma de Acceso del Cargadero de Mineral El Alquife” y experto en el cargadero.“Su privilegiada posición, en la confluencia del centro activo de la ciudad y el arranque del paseo marítimo, y su relación directa con la antigua estación de ferrocarril, con la que forma un conjunto sin parangón en España, le otorgan una cualidad urbana única, que lo diferencia de otros cargaderos españoles, situados en contextos urbanos de borde o en enclaves aislados”, indica de Torres.

En la construcción de toda la estructura se utilizaron cerca de 4.000 toneladas de acero fundido traídas desde Escocia, además de unos 8.000 metros cuadrados de madera para el entablonado de los depósitos y unos 1.150 metros cúbicos de hormigón hidráulico. El coste total de las obras si situó en algo más de tres millones de pesetas de la época. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Detalle de las tolvas con sus emboquilles de descarga. En total, con esta estructura, desde el embarcadero se podía cargar un barco de 8.000 toneladas en un tiempo estimado de entre 8 y 10 horas. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Dentro de las actuaciones desarrolladas en la segunda fase se ha realizado la limpieza de los arcos de piedra del cargadero. En la imagen el viaducto de sillería en el tramo de acceso desde la estación. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Vista aérea del cargadero desde el lado tierra. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Vista aérea del cargadero desde el lado tierra. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA. Las obras del cargadero se iniciaron en torno al otoño de 1902 y, pese a su complejidad, se culminaron en un tiempo récord, quedando inaugurado el embarcadero el 27 de abril de 1904, coincidiendo con la visita del rey Alfonso XIII a la ciudad. Foto de la colección de Ramón de Torres y la APA.