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El patito feo de la carga

De todos es sabido que el ferrocarril de mercancías no ha pasado nunca en España por su mejor momento. Es el patito feo de entre los distintos modos de transporte. Y ello a pesar de que desde hace años no se hace otra cosa que gastar ingentes cantidades de dinero, principalmente en infraestructura, para intentar que, de una vez por todas, el tren se descuelgue como un modo de transporte de mercancías potente, fiable y en franco crecimiento.

  • Última actualización
    05 julio 2019 15:07

Pero, por el momento, la realidad es tozuda y se empeña en mostrarnos unos porcentajes bien tristes: el ferrocarril mueve hoy en España alrededor del 4% de las mercancías, pero este porcentaje aún baja más, entorno al 1,8%, si incluimos los modos marítimo y aéreo.

Muchas son las razones que, unidas, han motivado este pobre papel del ferrocarril en el mundo logístico y de la distribución de la carga pero, probablemente, una de las que más peso ha tenido en ello ha sido el hecho de que en el ferrocarril nunca haya existido una verdadera competencia, ni siquiera ahora, tras la liberalización impulsada desde Europa, ni  los ferroviarios hayan tenido realmente en cuenta las necesidades de las empresas.

Y no es que lo diga yo, es que coinciden en ello algunos de los mayores expertos en ferrocarril que hay en este país, tal y como se puso de manifiesto en la recientemente celebrada Jornada Quo Vadis, impulsada desde el clúster ferroviario Railgrup. Y también están de acuerdo en que mientras el ferrocarril de mercancías no tenga definido un modelo de negocio que tengan en cuenta las necesidades reales de los cargadores, el futuro va a seguir siendo negro.

Aunque también es verdad que queda margen para la esperanza ya que, como también se puso de relieve en esta jornada, celebrada en el marco del Salón Internacional de la Logística (SIL) de Barcelona, en este momento confluyen muchos factores que confirman que, ahora sí, hay una apuesta real por la multimodalidad.

Uno de ellos, seguramente el principal pero no solo, es que el actual equipo de Gobierno encargado de este ámbito sabe lo que se trae entre manos y ha mostrado su interés real y su apuesta total por impulsar este modo de transporte. A ello hay que sumarle que “la presidenta de Adif tiene un criterio claro de cómo optimizar la infraestructura ferroviaria”,  palabras pronunciadas por Ricard Font, presidente de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) durante la jornada Quo Vadis, una afirmación también compartida por otros de los presentes en el encuentro, tanto expertos en el sector como representantes del ámbito de los operadores de transporte.

En los últimos años, los puertos –algunos de ellos– se han convertido en impulsores del ferrocarril, pero el tráfico de contenedores marítimos no es suficiente para que el tren ocupe el lugar que le correspondería. Por ello, es necesario que exista una liberalización real del ferrocarril, que las infraestructuras se adecuen a las necesidades de la carga, que los sistemas de información se modernicen y, también, que el sector ferroviario apueste en firme por las nuevas tecnologías como ya han hecho sus competidores. ¿Por qué no crear una bolsa de cargas que ponga en contacto a quienes tienen los trenes con quienes tienen la carga que podría subir a ellos? Seguramente, muy pronto veremos novedades en este sentido.