Desconozco cuáles son los hits publicitarios allá donde cada uno de ustedes pace y mora, pero por las lindes y madrigueras de este humilde suricata entre lo que más suena están las campañas de “La Mutua”, con esos eslóganes que desde ya debe apropiarse el sector de la estiba para pasear con orgullo esa nueva condición que trata de asignarle la ingeniería jurídica en su estado más puro.
Queridos amigos terminalistas: coreen conmigo las nuevas pancartas que jalonarán nuestros muelles si el nuevo real decreto ley que propone el Gobierno sale adelante. Pueden optar por el rotundo y orgulloso “SOY DE LA MUTUA”; por ese juego de palabras tan esclarecedor de “NO SOY MOTERO, SOY MUTUERO”; o, si me apuran, quedarse con el que me parece más definitorio de todos: “AGOBIARTE/MUTUARTE”, dicotomía que no es más que la única salida que le dan al sector, es decir, o bien seguir bloqueados, o bien apostar por transformar los CPE en entidades de carácter mutualista.
¿Dónde está la clave? Pues en la exigencia de que cada empresa firme con el CPE un contrato que regule todas sus relaciones laborales, es decir, claramente se apuesta por superar el convenio colectivo para salvar las trabas que pone Competencia. Lo sorprendente es que, mientras tanto, la ministra de Trabajo anda defendiendo en la mesa de la reforma laboral que los convenios colectivos vuelvan a primar sobre los convenios de empresa. No hay quien entienda nada.
