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Imaginar viajes

Será por el influjo del cine, o será por la necesidad que tiene el ser humano de idealizar situaciones, lo cierto es que por estas fechas la mitad de mi neurona está de viaje en Nueva York pateando avenidas, visitando museos, cruzando puentes, fotografiando Times Square o simplemente observando personas sentado en cualquier lugar tipical NY, que para eso estás allí, ¿no?

  • Última actualización
    12 diciembre 2018 17:30

Lo del ambiente navideño que dicen que este mes impregna toda la ciudad me es igual, la verdad. De hecho, incluso preferiría que no estuviera para que pareciera todo un poco más puro. Pero puestos a elegir, tiene que ser el mes de diciembre cuando yo pise esas tierras porque sí, efectivamente, todavía no he sido capaz de hacerlo y cada año que pasa se me encoge el estómago al pensar que voy perdiendo oportunidades.

¿Saben? Da un poco de apuro esto de soñar tanto viajes no realizados porque  corres el serio peligro de encontrarte al final con una realidad que se parece bien poco a la esperada. Es verdad. Pero, ¿quién me quita todo eso que hemos vivido ya mi imaginación y yo? Nadie... y además todo ha sido perfecto en mi cabeza. Lo que va delante...

Ser logísticos  o profesionales de este sector también tiene un riesgo evidente. Una cosa es lo que parece y otra bien diferente es lo que es. Al programar cualquier envío todo cuadra a la perfección, incluso el presupuesto; cuando llega la cruda realidad y nos va desajustando tiempos y costes... directamente nos cambiaríamos de sector, ¿verdad? Nadie dijo que fuera fácil.

Y por eso, precisamente por eso, resulta que esta profesión existe. Si todo fuera tan sencillo como programar a golpe de tecla, precio fijo y tiempos de tránsito cerrados, cualquiera podría organizarse  sus expediciones sin más intermediario que uno mismo. Pero repito, no todo es tan fácil.

Andan los transitarios preocupados, con motivo, no solo por los asuntos derivados del CAU y del anteproyecto de Ley de medidas de prevención y lucha contra el fraude, sino por un debate de fondo relativo a la irrupción de la tecnología en el sector.

Alguien, incluido algún importante eslabón de la cadena logística que navega por mar, se está empeñando en trasladar a la opinión pública su idea de que el transitario es una figura prescindible en vías de extinción y que la autogestión de esta actividad, unida a la ayuda que puede aportar la tecnología, son los dos ingredientes necesarios para acabar definitivamente con ellos.

No se crean nada. El principal valor añadido de las empresas está en las personas que las forman y en su capacidad para interactuar con sus semejantes. A día de hoy todavía no se ha inventado tecnología capaz de solucionar los cientos de problemas que pueden surgir en el día a día del transporte nacional e internacional de mercancías y veo complicado que se pueda articular semejante herramienta con garantías.

¿Quiere decir esto que debemos renunciar a la tecnología? En absoluto, más bien al contrario.

Aunque parezca paradójico, el futuro está en manos de aquellas personas que sean capaces de sacar el máximo rendimiento a las bondades que ofrecen los avances tecnológicos, aunque sin olvidar que en nuestro sector sigue siendo necesario aportar el valor añadido de la  interacción humana en su justa medida. ¿Cómo hacerlo? Imaginen, sueñen, y ya me cuentan qué tal.