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La pluma y el transporte

El Periodismo y la Logística tienen mucho en común, ambos vendemos servicios, opinión y consejos basados en opinión, formación y experiencia. También podemos decir que nuestro producto es intangible, humo como llaman en charro a lo que venden los chantas. 

  • Última actualización
    22 noviembre 2019 17:56

Podríamos incluso incluir junto con este par de profesiones a una más, la Política. Es decir, los clientes, nuestros clientes no tienen otra opción que primero comprar lo que vendemos y después saber si les damos lo que les hemos vendido o algo diferente y de peor calidad. Pero que vaya por delante que un porcentaje mucho más que elevado, de estos colectivos lo componen profesionales que aman su trabajo, trabajo que llevan a cabo con absoluto rigor, basándose en conocimientos e información que no siempre disponen y esa es la razón por la que se rodean de asesores y especialistas en cada materia. Asesores que les dicen lo que deben decir y no lo que a los que asesoran quieren escuchar. 

Muchos son los que disponen de atriles, tarimas, micrófonos, papel e incluso los hay que se vienen arriba y se creen estar en un púlpito. En definitiva, el poder que otorgan la palabra y la letra. Pero un gran poder conlleva una gran responsabilidad (Roosevelt 11.04.1945). Responsabilidad que exige veracidad, honestidad y compromiso con todo aquello que se dice o escribe. Los clientes merecen todo eso, porque es por lo que pagan. No merecen aficionados que explican, con los argumentos que sean necesarios, lo que consideran quieren escuchar o leer sus clientes o potenciales clientes, pensando que no tienen memoria a corto plazo, pero incluso a los sufridores de esa maldita enfermedad de nuestra era, que tiene un nombre tan raro, siguen manteniendo la memoria a largo plazo, después de perderla a corto. Se puede presumir de profesional liberal independiente, mejor aún demostrarlo. Se puede tener una línea editorial, pero no se puede ser parte, juez y verdugo. Y, por último, no se puede, o mejor no se deben utilizar posiciones de influencia para beneficios personales ni mucho menos para trueque de favores. La verdad es la verdad. Tergiversarla, aislar partes o desordenarla, solo tienen un fin y es el antónimo de verdad. Calumnia, que algo queda (Francis Bacon 1625). 

En todas las profesiones, aunque ahora me circunscribo a las tres nombradas en este texto debería haber algunas materias que superar en las entrevistas de Recursos Humanos a saber, ética, honestidad, conciencia, principios e ideales con el único propósito de no hacer real la famosa frase de un extraordinario  cómico (Groucho Marx): “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”.