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Los expertos aseguran que la innovación es clave para salir de la crisis

La crisis derivada de la expansión del Covid-19 ha mostrado la importancia de contar con un potente sistema de Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i). “Por un lado, contribuye directamente al desarrollo de una respuesta sanitaria a la pandemia, pero también aporta soluciones tecnológicas y organizativas a las empresas para recuperar su actividad cuanto antes”. Así lo afirman los autores del nuevo informe Covid-19: Ivie Express, del Laboratorio de Análisis y Evaluación de Políticas Públicas IvieLAB.

  • Última actualización
    31 mayo 2020 12:01

Los economistas responsables de este informe, Javier Quesada, Matilde Mas y Jimena Salamanca, explican que existen tres problemas que lastran la innovación en España y que suponen, por tanto, tres retos para el presente y el futuro: su pequeña dimensión, la escasa implicación del sector empresarial y la falta de colaboración entre los responsables de su desarrollo.

Una dimensión pequeña

En cuanto a su escasa dimensión, el estudio apunta que la I+D+i debe ganar peso en la actividad productiva de los diferentes sectores de la economía, tanto mediante la incorporación de contenido de innovación en los bienes y servicios producidos por las empresas, como desarrollando nuevos sectores más tecnológicos. 

“España no ha sabido aprovechar los años de expansión para avanzar en innovación y tecnología como instrumento para impulsar la economía y el cambio de modelo productivo”

   

Sin embargo, el peso de la inversión en I+D sobre el PIB era en España del 1,2% en 2018, casi la mitad que la media de la UE-27 y muy por debajo de potencias como Estados Unidos (2,8%) o Japón (3,2%).

En este sentido, la crisis de 2008 ya evidenció la importancia de la innovación y la tecnología como instrumento para impulsar la economía y el cambio de modelo productivo. “Pero España no ha sabido aprovechar los años de expansión para avanzar en este sentido. Con una tasa de crecimiento anual de la inversión en I+D entre 2008 y 2018 de solo el 0,2%, frente al 20% de China, el 6,3% de Estados Unidos o el 4,6% de Alemania, se aleja cada vez más de la media europea (3,6%)”, detalla el informe.

Visto por autonomías, “en general, la dinámica de inversión en I+D entre 2008 y 2018 en las comunidades autónomas resulta decepcionante”, señalan los autores del estudio.

EL DATO

2%/ -2,2%Las únicas cinco autonomías que presentaban ratios I+D/PIB superiores a la media en 2018 son: el País Vasco (2%), Madrid (1,7%), Navarra (1,7%), Catalunya (1,5%) y Castilla y León (1,3%). Y nueve regiones muestran tasas de variación negativas, especialmente: Extremadura (-2,2%), Asturias (-2%), Castilla-La Mancha (-1,9%) y Cantabria (-1,8%).

Falta de implicación

El segundo reto que se plantean los autores del informe es conseguir que las empresas se impliquen en la política de I+D. En España el peso de la inversión privada en I+D representa el 56,5% del total, “una cifra muy inferior a la media europea (66,4%) y a la de otros países de referencia, como Estados Unidos (73,1%) o China (77,6%)”, señalan los economistas.

Por el contrario, el peso de la inversión en I+D de la Administración Pública (16,9%) y la universidad (26,4%) es la más elevada de todos los países analizados.

No obstante, se observan grandes diferencias por lo que respecta a los distintos territorios. Mientras que en el País Vasco la inversión realizada por las empresas supera las cifras de las grandes potencias, con el 76,1%; en Extremadura (25%) y Canarias (20,1%) se registran los valores mínimos.

“La colaboración entre las universidades y las empresas es muy baja en España, no llega al 10% entre el reducido colectivo de empresas que se declara innovadora”

Cooperación entre entidades

Respecto al tercer reto que destaca el informe, éste se refiere a la mejora necesaria en la cooperación entre agentes e instituciones responsables del impulso a la innovación. “Empresas, Administraciones públicas y centros de I+D+i así como universidades, institutos de investigación y centros tecnológicos; no integran suficientemente sus objetivos y, de esta forma, se limita el potencial que podría tener la I+D+i”, aseguran sus autores.

Así, “la colaboración universidad-empresa es muy baja en España, no llega al 10% entre el reducido colectivo de empresas que se declara innovadora”. Murcia, Navarra, Cantabria y Castilla-La Mancha son las regiones en las que existe más cooperación.

En cuanto al trabajo conjunto entre empresas, es decir la cooperación interempresarial, “dentro del 20% de las empresas innovadoras, un 63% coopera con compañías de fuera de su grupo y solo el 17% lo hace con empresas del mismo grupo”, aseguran.

Por lo que respecta a la cooperación entre empresas y Administración, las mayores relaciones que se establecen en Aragón, La Rioja y Murcia. Uno de los indicadores que mide el grado de transmisión de resultados de la I+D+i al tejido productivo es el número de patentes registradas. 

EL DATO

36/137En España la cifra se sitúa en 36 patentes por cada millón de habitantes, solo una tercera parte de la media europea (107 patentes).

En este aspecto existen también grandes diferencias entre territorios. Despunta Aragón, con 101,9 patentes; seguida de Navarra y Madrid, con 58,8 y 43,6 patentes, respectivamente. En el extremo opuesto se sitúa Canarias, con 8,2 patentes, y Extremadura, con 8,4.

Conclusiones del estudio

En definitiva, el informe recoge que la inversión en I+D+i va a desempeñar un papel creciente en el nuevo horizonte económico post COVID-19, “no solo para la investigación sanitaria, sino también para readaptar las tecnologías en las empresas que quieran competir en la nueva normalidad”.

Sin embargo, “sin un mínimo nivel de inversión y una mayor integración entre los agentes que generan I+D será́ difícil que España pueda aprovechar las oportunidades que aparezcan en los próximos años”, concluyen los autores.