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Nueva tecnología en logística

  • Última actualización
    08 noviembre 2018 19:00

Es un hecho incuestionable que vivimos y competimos en una era donde el componente digital de todo lo que utilizamos ocupa un espacio cada vez mayor. Aceptamos en nuestra vida personal y familiar estar inmersos en un mundo lleno de tecnología que utilizamos con naturalidad y de forma intensiva para conseguir liberar tiempo, limitar fricciones e inconvenientes en nuestras necesidades de relación con empresas e instituciones, acceder a información y a servicios que, de otra forma, no estarían a nuestro alcance e incluso para poder contactar en cualquier momento con familiares, amigos y otras personas con las que queremos relacionarnos.

Vicente del Río

Director general Fundación Valenciaport

Se cumple aquí el paradigma anunciado hace años por Mark Weiser, desde uno de los templos de la innovación tecnológica, los laboratorios de Xerox, cuando decía: “Las tecnologías más profundas son aquellas que desaparecen. Se meten en el tejido de nuestro día a día hasta que es imposible distinguirlas”.

Llama la atención que las mismas personas que en su día a día viven esta situación con una curiosidad positiva y están abiertas a experimentar cualquier avance que la tecnología les propone, no mantengan esta actitud a la hora de valorar lo que la tecnología puede ofrecer a sus organizaciones.

Entender los porqués de este comportamiento debe contribuir a eliminar las barreras existentes a la hora de aplicar tecnología en los negocios. Cuando enfocamos nuestro análisis a una actividad como la logística, con un componente físico tan evidente y tan dominante hasta en términos de Balance de nuestros estados financieros, las oportunidades, áreas de aplicación, etc. son tan enormes, que el aluvión de posibilidades con el que somos bombardeados nos bloquea si no las procesamos adecuadamente.

Lógica competitiva

Somos capaces de responder con una lógica competitiva tradicional a todo lo que supone tecnología para mejorar la esencia física de nuestras instalaciones, nuestras infraestructuras, nuestros vehículos, nuestras máquinas. Respondemos a la lógica de mejora industrial bajo esquemas tradicionales de ahorro de costes por mejoras en los consumos energéticos (en línea además con una respuesta a demandas sociales cada vez más contundentes), en los procesos, desde la planificación productiva, hasta los colaterales orientados a mantener dichos activos de producción, en la definición de los trabajos intensivos en capital humano, el equipo con el que esas personas trabajan, etc.

Las dudas y limitaciones aparecen claramente cuando nos ofrecen conectar en tiempo real cada uno de esos elementos para saber cómo están operando, qué están haciendo exactamente, cómo lo están haciendo, cuánto están consumiendo en tiempo y energía, cómo se están moviendo respecto al resto de elementos en su proceso, etc. etc. Y más dudas aparecen cuando nos ofrecen conectarnos con toda esa información a redes exteriores en las que operan nuestros clientes, nuestros usuarios, nuestros socios en comercialización, distribución e incluso financiación.

Parece que la “pesadez” y la madurez de los modelos de negocio en los que nos movemos en la logística, nos impiden o al menos nos previenen de estar en esa actitud de curiosidad positiva hacia los cambios tecnológicos que en nuestro desempeño personal y familiar sí tenemos.

Densidad digital

A pesar de todo lo anterior, los altos directivos de las empresas logísticas no expresan opiniones diferentes a las de sus colegas de otros sectores y siguen señalando, año tras año, el aprovechamiento de las oportunidades generadas por la introducción de nuevas tecnologías en sus negocios como una de sus tres preocupaciones principales en los estudios realizados (PwC, en los últimos 6 años), junto con la evolución en el comportamiento de los usuarios de servicios logísticos y la escasez de recursos humanos capacitados para trabajar en el sector.

El hecho es que cada vez es más normal trabajar con más dispositivos conectados, máquinas, contenedores, vehículos, etc. Cada vez es más habitual hablar con personas que operan desde puestos de trabajo hipertecnificados, desde exoestructuras de ayuda física individualizada, hasta elementos de acceso a realidad aumentada en seguridad, identificación, clasificación, manipulación de cargas, etc. Cada día más conectados, con más datos disponibles y con interacciones cada vez más completas.  

El entendimiento correcto y la posición estratégica que se adopte en torno al concepto de densidad digital, marcada ésta por: el número de dispositivos, personas y organizaciones conectadas; el volumen de señales recogidas en tiempo real y accesibles con menor o mayor filtrado y tratamiento inmediato; y finalmente la complejidad y riqueza creciente en el contenido de las transacciones. Ese correcto  entendimiento como mencionaba, y la posición proactiva que nuestras organizaciones individualmente y los ecosistemas y clústeres en los que inevitablemente operamos en el sector logístico, adoptemos, determinará nuestra capacidad de responder de manera competitiva a los retos logísticos, cada vez más exigentes, que como sociedad tenemos planteados.

Nueva visión

No es sólo pensar en cómo nos puede ayudar el IoT, el Big Data, los sistemas predictivos y la Inteligencia Artificial a mejorar lo que tenemos y lo que hacemos. Hay una situación de densidad digital en la que nuestras organizaciones colaboran y compiten que requiere una nueva visión. Una visión que debe añadir nuevos planteamientos a los actuales, no sustituirlos drásticamente como algunos nuevos jugadores querrían. Una nueva visión en la que se articulen mecanismos que permitan redistribuir los beneficios que partes de las cadenas logísticas podrán obtener gracias a las inversiones, muchas de ellas en adopción de tecnología, que otros agentes, en otras partes de las cadenas realicen.

Los nuevos modelos de negocio en los que la aplicación de plataformas ha demostrado que había espacio de aportación de valor entre proveedores y consumidores de servicios, pueden servir de referencia y orientación a la hora de invertir en tecnología logística. Un sector en el que se da la convivencia entre grandes corporaciones multinacionales y pequeñas iniciativas de profesionales autónomos, integrados en redes operativas unificadas. La optimización de los recursos requerirá sin duda del acuerdo de servicio con los usuarios y ello requerirá a su vez hacer visibles las alternativas de operación y sus consecuencias en términos de impacto ambiental, etc., de forma que las decisiones de petición de servicio y la organización para la prestación del mismo sean informadas y responsables.

Quizá este sea el gran reto para la evolución de la tecnología logística, la conciencia de funcionamiento en red con un objetivo global de optimización del uso de los recursos. Seguir siendo capaces de facilitar los servicios que la sociedad demanda, aceptando a la vez los retos ligados a la sostenibilidad medioambiental, económica y social que el movimiento de personas y mercancías conllevan.