La historia de la preocupación viene del famoso artículo 155 de la Ley de Puertos, que si recuerdan más o menos venía a decir que las empresas que estén autorizadas para la realización de actividades comerciales, que no tienen la consideración de servicio portuario de manipulación de mercancías (entre ellas el embarque y desembarque de vehículos a motor), deberán atender sus necesidades de personal mediante la utilización de personal de la sociedad de estiba (SAGEP) siempre y cuando su oferta sea igual o más ventajosa en términos de calidad y coste en el sector de la estiba.El parrafito dio mucho de sí en su día y fue objeto de grandes discusiones en tanto que los estibadores consideraban que era una puerta abierta a la liberalización. Y no nos vamos a engañar, es exactamente así.Ahora bien, lo que no es fácil es encontrar una empresa autorizada y capacitada para ofrecer un servicio más "ventajoso" que el que ofrece la SAGEP.¿Y qué empresas están autorizadas? Pues a día de hoy ninguna porque, entre otras cosas, deben ser autorizadas por la Autoridad Portuaria y esta autorización debe ser regulada por un pliego de condiciones. Y este es precisamente el pliego que ha aprobado la APV.A efectos prácticos, a partir de ahora cualquier empresa ya puede solicitar la autorización para embarcar y desembarcar vehículos a motor (que le será concedido si cumple las exigencias previstas en el pliego) y, por lo tanto, entrarán en libre competencia con la oferta de la sociedad de estiba.Parece todo muy novedoso y un punto de inflexión relevante, pero no. De momento.No nos equivoquemos. Los estibadores son perfectamente conscientes de cuál es la situación, como también saben que en condiciones normales es extremadamente complicado que una empresa llegue siquiera a igualar la oferta de la sociedad de estiba, por lo menos en términos de calidad. Por no hablar del pacto tácito, que como tal no existe pero que sabemos que puede llegar a funcionar, según el cual sigue siendo un tráfico cautivo para los estibadores actuales.No se alarme el lector entonces si lee cosas extrañas o escucha campanas que llaman a la insurrección, pues las aguas siguen bajando tranquilas en la estiba valenciana, quizás mucho más preocupada actualmente por dar respuesta al creciente tráfico del Puerto de Valencia y a los nuevos ingresos de personal en el censo de la sociedad de estiba y su complejo y complicado proceso de selección.Más allá de sentarse en la riba a observar qué va a pasar con el embarque y desembarque de vehículos en Valencia y comprobar si hay alguna empresa dispuesta a entrar en colisión y enfrentamiento directo con los estibadores, creo que es mucho más interesante auscultar el mercado para asistir a la reacción en cadena que, sin duda, va a provocar la decisión de Maersk de "ajustarse a la realidad del mercado" reduciendo su capacidad, congelando pedidos y reduciendo su plantilla en unas 4.000 personas. Casi nada.