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Por la B de Burgos

A veces, el mejor de los anfitriones no tiene por qué ser el invitado más políticamente correcto. Es más, puede darse el caso de que el mismo anfitrión que es capaz de dispensar la más cálida de las acogidas y de ofrecer el más exquisito de los banquetes no tenga, como invitado, el más mínimo reparo en criticar ante su anfitrión y ante el resto de convidados, que el vino blanco está servido caliente, las croquetas frías o que la fiesta a la que ha acudido respondiendo a la invitación, ni le va, ni le viene. Es más, que no es su fiesta.

  • Última actualización
    25 enero 2021 17:48

Recuerdo muy bien aquel 17 de octubre de 2019 en Burgos, donde su alcalde, Daniel de la Rosa, que apenas llevaba por entonces tres meses en el cargo, ejerció como un magnífico anfitrión del centenar largo de participantes en el XVII Foro Aduanero que, como él mismo recordó, era la primera vez que se celebraba en una ciudad sin puerto. Dijo De la Rosa que la elección de Burgos, apoyada por el Colegio de Agentes de Aduanas de Cantabria, a la que Burgos está adscrita,  y el Puerto de Santander, no había sido fruto de la casualidad por cuanto Burgos “es un referente de la logística intermodal para el transporte de mercancías del norte de España”, en referencia también tanto al Puerto de Santander, como a los de Bilbao y Pasaia, e incluso Gijón.

Sin embargo, la presencia en Burgos en el cóctel de bienvenida que ofreció su alcalde a los asistentes al Foro Aduanero, del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, junto al entonces presidente del Puerto de Santander, Jaime González, quiso que el “Puerto de Castilla” fuera aquel día Santander y no otro.

“Burgos no va a adherirse a la red mientras no dispongamos de una conexión ferroviaria directa con Madrid a través de Aranda de Duero, para poder dar servicio así a los puertos de Bilbao y Pasajes”, dijo rotundo el alcalde de Burgos

El caso es que Daniel de la Rosa cumplió  aquel día perfectamente con su papel de  anfitrión del Foro Aduanero y en concreto, del presidente del Gobierno de Cantabria, aunque desde entonces, ha seguido reclamando en todos los foros posibles que Burgos es hoy y aspira a seguir siéndolo en el futuro “un referente de la logística intermodal para el transporte de mercancías del norte de España”, para lo que los puertos de Santander, Bilbao y Pasaia, preferentemente, deben tener una conexión ferroviaria competitiva con la ciudad castellana.

Este pasado jueves, asistí vía telemática al acto de constitución formal de la red del “Ramal Central de Ciudades para el Impulso de los Corredores Mediterráneo y Atlántico”, coincidiendo con el aniversario de la aprobación por el Senado en 1919 del proyecto de construcción, por cuenta del Estado, de un ferrocarril directo entre el Puerto de Algeciras y la frontera francesa.

En esas estábamos, con el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce,  como anfitrión del acto telemático, las pantallas de ordenador a su espalda partidas en cuadrículas en las que podían verse representantes de ayuntamientos, puertos, gobiernos regionales, asociaciones, empresas... todos dando su sí quiero, su apoyo inquebrantable e incondicional  al Ramal Central ferroviario... hasta que  llegó el turno de Daniel de la Rosa, el alcalde de Burgos, el anfitrión excelente, que ignoró el código del buen invitado  y en un ejercicio de coherencia no se sumó a la iniciativa. “Burgos no va a adherirse a la red mientras no dispongamos de una conexión ferroviaria directa con Madrid a través de Aranda de Duero, para poder así dar buen servicio a los puertos de Bilbao y Pasaia”, dijo rotundo. 

Con toda seguridad, el anfitrión, José Ignacio Landaluce, conocía de antemano la posición del regidor burgalés. En todo caso, la negativa de De la Rosa sonó no sólo sincera y coherente, sino que dejó en el aire una duda más que razonable. A fin de cuentas, para ir del punto A al punto C, habrá que pasar antes por el punto B. La B de Burgos, ¿no es así alcalde?