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Tenencia y disfrute

En numerosas ocasiones he escuchado que las dos mayores satisfacciones que obtiene la persona que adquiere un barco de recreo son el día que lo compra y el día que lo vende.

  • Última actualización
    27 septiembre 2019 17:45

Todos aquellos que le rodean, sean amigos, familiares, colegas, clientes o proveedores disfrutan del sol en ese barco, mar, comida, bebida, atenciones, en condiciones de gratis total. Antes y después de cada salida a navegar, el propietario debe ocuparse de su compra, mantenimiento, limpieza, combustible, gobierno, tripularlo, atraque, intendencia, bien sea subcontratando y pagando esos servicios si es que se lo puede permitir, o haciéndolo él mismo, si no es el caso. No contentos con su disfrute, sin tenencia, los “usuarios” no pierden ocasión para juzgar los pros y contras de poseer un barco y de hacer críticas, constructivas o no, de cómo ha ido la jornada.

Bien, algo muy parecido sucede con el Puerto de Valencia, que parece que los que estamos involucrados somos los propietarios que queremos el acceso y la Ampliación Norte, por lo que debemos ser demonizados por muchos, variopintos y peregrinos argumentos. 

Impactos medioambientales, aprobados, pero que erróneamente dicen que son de hace años y deben estar prescritos. Que la ampliación empeorará la movilidad urbana(*), que provocaremos graves perjuicios de contaminación de la atmósfera a causa del paso de camiones. Incluso aunque los camiones eléctricos y la pila de hidrogeno estén llamando a la puerta, esos detractores que nos administran temporalmente dicen que en quince años los vehículos pesados pueden ser una especie “a extinguir” por contaminantes.

Al menos, les agradecería que los denominaran “en extinción”, porque ¡sólo hace falta que les digamos a FVET y ASTIC que hay que perseguirles! 

(*) No, no me olvidaba de la actual movilidad de mi amada Valencia, sin atascos, con grandes vías, sin vehículos no regulados, sin seguridad desde donde no se usan los móviles. Estoy pensando seriamente en volver a hacerme un carro de cojinetes como el que tenía allá por los 70. De lo que no se acuerdan los detractores es de las 15.000 familias vinculadas al trabajo de la APV, de la relevancia que tiene la logística como sector estratégico y la inmejorable ubicación geográfica que tiene Valencia en relación al resto de España. 

El FF.CC. va ser un elemento imprescindible en el comercio con Europa a corto/medio plazo. Hoy en día el 75% de las exportaciones de nuestro país con destino al continente viajan por carretera. Ningún país se plantea un escenario sin camiones. La última, la penúltima y la antepenúltima milla se va a hacer “sine die” por vía terrestre.

ASTIC lo deja muy claro: el CO2 de la carretera representa sólo el 4% de las emisiones que produce Europa.

La APV es modelo de vanguardia en sostenibilidad ambiental. Los barcos son el medio de transporte más importante en el comercio mundial y van a seguir yendo a los puertos que mejor y con mayor eficacia/eficiencia les atienda. Si Valencia lo hace, perfecto, en caso contrario irán a otros puertos, que hay muchos. 

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados (Groucho Marx).