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Una inestabilidad injustificada

No hay justificación posible para el relevo compulsivo que vive la presidencia de Puertos del Estado desde hace cuatro años.

  • Última actualización
    24 noviembre 2021 01:10

Y sí, ya sabemos que para el análisis de este tipo de cuestiones no es adecuada la brocha gorda y que lo más adecuado es el bisturí para analizar caso por caso y encontrar lo que supuestamente es un sinfín de casos particulares e inconexos. Acepto el reto.

Es decir, se supone que debemos resignarnos y asumir que José Llorca debía abandonar sí o sí la presidencia por algo tan lógico y asumible como que el Gobierno que lo nombró fue relevado en una inesperada moción de censura por otro partido de signo contrario.

Resignarnos y asumir que la distancia con Fuerteventura y sus particulares condicionantes familiares eran razones inexcusables para que Ornella Chacón presentara la renuncia en el momento que la presentó.

Resignarnos y asumir que Salvador de la Encina debía conformarse con el premio de unos mesecillos al frente de OPPE por los servicios prestados en el Congreso de los Diputados, siendo absolutamente lógico que un susanista de su nivel fuera invitado a continuación a disfrutar con estoicismo de su jubilación.

Resignarnos y asumir que Francisco Toledo tenía un compromiso con Ábalos y sólo con Ábalos y que, cuando el ministro fue cesado, a continuación quedó desprotegido y sometida su desconexión al libre criterio de la nueva ministra y la nueva secretaria de Estado.

En definitiva, resignarnos y asumir que la política es diversa e incontrolable y que, como todo puede pasar, pues con todo nos tenemos que aguantar.

Ahora bien,  ni nos resignamos ni lo asumimos porque:

Si José Llorca fue presidente durante todo el tiempo que fueron ministros Álvarez-Cascos o Ana Pastor, ¿por que Ábalos tuvo que cambiar de presidente de OPPE a mitad de su gestión y quitar a De la Encina y poner a Toledo?

Si hubo cambio de ministro entre Pastor y De la Serna pero no hubo cambio de presidente de Puertos del Estado, ¿por qué ahora cuando ha habido cambio entre Ábalos y Sánchez sí, en cambio, se va a relevar a Toledo por Rodríguez Dapena?

Sin ánimo de juzgar cuestiones personales, ¿por qué no aguantó Chacón en el cargo hasta las elecciones, como tantos hacen, y de esa manera se habría afrontado directamente el nombramiento de Toledo y al menos hubiéramos evitado un relevo intermedio?

Si la ministra Raquel Sánchez se ha conformado con la práctica totalidad del equipo de Ábalos, ¿por qué la única excepción es el presidente de OPPE?

En definitiva, no es cierto que las circunstancias vividas expliquen esta innecesaria e injustificada inestabilidad al frente de Puertos del Estado. No vale eso de que “las cosas vienen así dadas”. Con esas mismas “cosas” en otros momentos la realidad fue diferente.

¿Por qué? Porque en esos tiempos pasados quienes tenían que decidir el cargo y quienes tenían que asumirlo tuvieron más respeto al mismo que el que se ha tenido en los últimos tiempos, una falta de respeto que ha llevado a unas idas y venidas en la presidencia de OPPE que no han hecho más que laminar su peso y liderazgo en la política portuaria de cara al Ministerio de Transportes.

Por cierto, cuando un diputado tiene más peso en el desarrollo normativo portuario que el propio presidente de OPPE es que algo no va bien.

Ardua tarea tiene en este sentido por delante a partir de ahora Álvaro Rodríguez Dapena. Ojalá su mesura y su indiscutible y vasto conocimiento portuario y logístico sean la base para darle un necesario vuelco a esta situación.