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Ver para querer

Mi original e innovadora idea de buscar la forma de que la actividad portuaria pueda ser contemplada por los ciudadanos de a pie… va y resulta que ya está en marcha en distintos grandes puertos.

  • Última actualización
    05 diciembre 2018 13:56

Según la disposición de cada puerto, los hay muy a la vista y otros totalmente desconocidos, por desarrollarse mar adentro, como el de Valencia. En la ciudad del Turia, se siguen oyendo todo tipo de desenfoques al opinar sobre el principal caudal de su economía, refiriéndose a “el puerto”, como cuando se refieren a un intangible, como “el coco” o “el hombre del saco”. En tres frases que digan o escriban políticos y/o periodistas, dejan caer otras tantas inexactitudes, fake news o mentiras cochinas que dicen en mi pueblo. Ni conocen ni quieren conocer. Un artículo o una argumentación política queda mejor en negativo. De hecho, pocos o ningún político en la oposición o periodista en la trinchera han salido del anonimato hablando positivamente de algo. Caña al mono hasta que aprenda inglés. Para hablar mal de algo, la base, la esencia, está en desconocerlo. En guardar las distancias. De cerca, conociéndolo, casi nada ni nadie es tan malo. Es mejor, para mantener el desprecio, alimentar la máxima machadiana que indica que España desprecia cuanto ignora. Les viene bien despreciar, por tanto, necesitan ignorar. Y da igual que sea para atacar una ampliación, una zal, un acceso o un récord de movimiento de contenedores. Con referirse al puerto como “el puerto”, ya tenemos un muñeco de pim pam pum perfecto, porque no devuelve el golpe. Y si lo hace, mejor, porque políticos y periodistas siempre tendrán la última palabra. Pero qué es “el puerto” o mejor: quién es. Da igual quién lo guíe, sus acciones, sus resultados, su color político… “el puerto” es una entidad paranormal de afiladas garras y oscuras intenciones. Y punto.

Por todo eso, se me ha metido en las entendederas que buena parte de los problemas que viven los puertos maltratados por su entorno ciudadano, representado por esos generadores de opinión, se solucionarían si todo el mundo pudiera ver, oler, oír, sentir su puerto.

Imagino el viejo cauce del río Turia acabando en el límite de la escollera. Para alargar los paseos de unos y las carreras de otros hasta ese mirador en el que contemplar los buques de 18.000 TEUs moviendo tres o cuatro mil contenedores en una escala. Si la gente lo flipa con una excavadora en una obra callejera, cuánto no se iban a admirar de ver la estructura más alta de la ciudad, las grúas para contenedores, moviendo miles da cajas desde y hacia los gigantescos portacontenedores. Bancos para leer, pérgolas donde hojear el periódico, tomar un café y … contemplar la operativa. ¡Ah! y trenecitos saliendo del punto más cercano a la ciudad para recorrer las terminales. Todo ello, claro, sin interrumpir ni molestar a la actividad en los muelles. Una actividad que, miren por dónde, para añadir un nuevo atractivo, no cierra nunca. No creo que fuera muy caro acometer esta iniciativa. Y en cuanto la gente supiera qué es eso de “el puerto” no creo que se le siguiera atacando como se ataca a un bicho de otro mundo. Habría cierto ahorro en gabinetes de comunicación, que se pasan el tiempo explicando una y otra vez lo que hay tras un puerto, con relativo o nulo éxito. Como habría concreto ahorro en nervios y disgustos entre todos lo que queremos a los puertos.