Venía yo a la Redacción en mi cochecito, eléctrico, por cierto, con el propósito de no escribir sobre la Ampliación Norte del Puerto de Valencia, pese al extremo interés que creo que el tema tiene para todos los puertos.
Paso de estomagarme, pensaba. Cuando en la Ser oí a la vicepresidenta de todos los valencianos, doña Mónica Oltra, indicando que la ampliación es “un error catastrófico que hará desaparecer las playas y la Albufera y producirá niveles de contaminación que generarán muertes, todo eso con dinero público para el casino especulativo de cuatro poderosos”.
Además de la densa y meticulosa Declaración de Impacto Ambiental que apoya la Ampliación y la terminal, el documento técnico más profundo y concreto que al respecto conozco es el estudio “Puerto de Valencia: la nueva terminal en la ampliación Norte. Sostenibilidad, efectos socioeconómicos y necesidades”, llevado a cabo por un grupo investigador de la Universitat Politècnica de València y dirigido por el profesor Vicent Esteban Chapapría. El estudio fue encargado por tres instituciones de las que, por respeto a lo que representan, gustan de informarse antes de hablar: Propeller Valencia, CEV y Cámara de Comercio. Pues bien, en el apartado II del estudio, referido a beneficios socioeconómicos y ambientales, se indica: “La conclusión final fue que ni la ejecución ni tras la finalización de las obras de ampliación se produjo modificación alguna en la evolución de las playas al sur del puerto de Valencia. Consecuentemente con todo ello (Serra et al., 2015 y 2017) concluyen que la ampliación norte del puerto de Valencia no ha introducido efecto adicional perjudicial sobre el entorno costero al norte y sur”. Repetimos: … “La ampliación norte del puerto de Valencia no ha introducido efecto adicional perjudicial sobre el entorno costero al norte y sur”.
Estos datos técnicos, generados por expertos, tras los pertinentes estudios y análisis, se tiran por tierra por algunos generadores de opinión, sin dato alguno que avale sus afirmaciones. Y no crean que las declaraciones infundadas de unos y otros, dolorosas por insultantes, son lo peor. Los silencios o tibiezas de quienes tienen la obligación de apoyar medioambiente y economía cuando van de la mano, constituyen el grito que más defrauda y entristece.
En el caso de Valencia, la afección a la costa no tiene nada que ver con la ampliación norte. A partir de ahí, habrá que hacer lo que haya que hacer, entre todos, para hacer las cosas mejor
En el caso de Valencia, la afección a la costa no tiene nada que ver con la ampliación norte. A partir de ahí, habrá que hacer lo que haya que hacer, entre todos, para hacer las cosas mejor. Pero con diálogo sincero y honesto. No con insultos y mentiras.
Por respeto al intenso esfuerzo de generaciones de grandes profesionales logísticos, estaría bien, dentro de la vocación de entendimiento que tiene el sector, que nuestros políticos se abran ya a cotejar datos y a proponer alternativas.
Mientras, los logísticos habrán de seguir trabajando por el bien común, fortaleciendo un sector generador de futuro, bienestar y medioambiente como pocos o ninguno. En Valencia, en concreto, lo que toca, por ejemplo, es seguir avanzando en la puesta en marcha de la terminal y en acelerar al máximo el Acceso Norte.
Por cierto, sobre el Acceso Norte, en el citado estudio técnico se indica que: “… la disminución de emisiones de CO2 que se conseguirá con el nuevo acceso equivale a la reforestación de 6.000 Ha anuales. La ausencia de un acceso norte al puerto de Valencia provoca que un importante número de camiones deban realizar recorridos suplementarios para acceder al puerto, con todo lo que ello conlleva de incidencia en la congestión, los accidentes, las emisiones de gases de efecto invernadero y, de manera muy notable para las empresas, de sobrecostes”. Pues eso.
