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Combustibles alternativos en carretera sí, pero ¿a qué precio?

Cada vez son más las empresas de transporte y los transportistas autónomos que optan por renovar sus flotas de una manera sostenible, bien sea motivados por la voluntad de tener una consciencia cada vez más verde, bien por las presiones de las normativas europeas que regulan las emisiones en el transporte.

  • Última actualización
    12 julio 2021 12:10

Los ejemplos son numerosos, tanto en el caso de compañías internacionales, -véase DB Schenker, que puso en funcionamiento en 2020 un total de 36 vehículos eléctricos FUSO eCanter en once países europeos-, como nacionales -es el caso de Frigoríficos Sandoval, compañía dedicada al transporte terrestre de origen asturiano, que incorporó a finales de 2020 tres nuevos camiones Scania propulsados por Gas Natural Licuado (GNL) a su flota-, que están invirtiendo en flotas más sostenibles.

Aunque el diésel sigue siendo el combustible más usado en el transporte por carretera, poco a poco se van consolidando otros combustibles alternativos. “Éste no es un cambio que vaya a producirse de la noche a la mañana, pero ya empieza a visualizarse hacia dónde va el sector y está claro que es necesario instaurar una movilidad de mercancías más respetuosa con el medioambiente”, señala Marta Fàbregas, chief commercial and marketing manager de OnTurtle. Esta red de estaciones de servicio ofrece hoy en día más de 70 puntos de suministro de gas a sus clientes en Europa.

Como OnTurtle, cada vez hay más estaciones de servicio que ofrecen repostaje de gas natural, por ejemplo. “Creemos que es un candidato de futuro para el transporte por carretera, especialmente el GNL para la larga distancia. Por eso apostamos ya por este combustible en 2018 y nuestra red seguirá creciendo, porque es una tendencia que debemos tener en cuenta”, detalla Marta Fàbregas.

 Hasta que no haya consenso, el proceso de cambio va a tardar en asentarse. Y el gas es, por ahora, la única alternativa con proyección de futuro. La electromovilidad o el hidrógeno se posicionan más como una alternativa a escala local

Marta Fàbregas, OnTurtle  El hidrógeno y los vehículos eléctricos entrarán en juego, en los próximos años, especialmente en el horizonte post-2025, con soluciones, también para el transporte de larga distancia, que darán respuesta a los compromisos con la neutralidad climática

Arancha García, ANFAC Aunque el diésel sigue siendo el combustible más usado en el transporte por carretera, poco a poco se van consolidando otros combustibles alternativos. Hidrógeno y electricidad

Junto con el GNL, otras alternativas que están en boga son el hidrógeno y los vehículos eléctricos. “Estas entrarán en juego, en los próximos años, especialmente en el horizonte post-2025, con soluciones, también para el transporte de larga distancia, que darán respuesta a los compromisos con la neutralidad climática”, apunta Arancha García, directora del área industrial y de medio ambiente de ANFAC.

Por el momento, “la electromovilidad o el hidrógeno se posicionan más como una alternativa a escala local, para el transporte urbano, sobre todo por una cuestión de autonomía”, agrega, por su parte, Marta Fàbregas.

La realidad es que las empresas de transporte están cada vez más concienciadas de la necesidad de apostar por una movilidad de mercancías más sostenible. Pero tal como indica Fàbregas, “no es un cambio que se vaya a producir en cuatro días”, la transición va a ser progresiva. Tampoco hay una energía única que vaya a sustituir a las actuales, hay distintas opciones que van consolidando su presencia en el mercado. “Hasta que no haya consenso en este sentido, el proceso de cambio va a tardar en asentarse. Y el gas es, por ahora, la única alternativa con proyección de futuro”, destaca la chief commercial and marketing manager OnTurtle.

El combustible del futuro

Desde ANFAC, consideran que el combustible del futuro formará parte del mix de combustibles que conformarán el parque de vehículos cero y bajas emisiones en 2040, de manera complementaria a otras alternativas. “Es una tecnología con grandes perspectivas y sobre el que ya se está haciendo una gran apuesta tanto por parte del sector privado como de los organismos públicos”. Según lo planteado en la Hoja de Ruta del Gobierno Español para 2030 habrá entre 150-200 autobuses y cerca de 7.000 vehículos ligeros y pesados de esta tecnología. “Pero para ello, es necesario establecer una red de hidrogeneras que respalde la demanda por parte de los usuarios, al igual que está sucediendo, actualmente, con la infraestructura de recarga con el vehículo eléctrico”, apunta Arancha García.

Los fabricantes, sobre la base de la evolución tecnológica que va a producirse en los próximos años, consideran prioritario acelerar este despliegue, “comenzando con un plan de escalada a 2025 que permita construir una infraestructura de suministro mínima con capilaridad a lo largo de todo el territorio nacional”.

EL DATO

27%Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el sector del transporte es el responsable del 24% de las emisiones de CO2 en el mundo, es decir, genera más de 8.200 millones de toneladas al año. Y tres cuartas partes de estas emisiones provienen del transporte por carretera: coches, furgonetas, camionetas, camiones, etc. Según este Organismo, en los últimos años “a pesar de los avances en la electrificación”, el incremento ha sido particularmente rápido en el transporte de mercancías por carretera siendo algunas de las causas “la proliferación del comercio online y la entrega rápida”. Las emisiones de CO2 en el transporte en la Unión Europea se reparten de la siguiente manera: 27% vehículos pesados (camiones, autobuses y autocares) y 73% coches y turismos. En cuanto a España, los datos son similares a los de la AIE: según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España (MITECO) en 2018 el transporte en España fue el responsable del 27% de las emisiones de CO2, habiéndose incrementado en un 55% desde 1990.