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“El volumen de trabajo ha bajado un 50%, lo que supone una ruina para los autónomos”

“Me levanto a las 5 de la mañana y sobre las 6 ya estoy en la Zona Franca de Barcelona para coger el camión, cargarlo o descargarlo en la terminal o dirigirme al cliente, y sobre las 11 o 12 de la mañana ya estoy de vuelta a casa, en Badalona”.  Así lo relata Juan Carlos Navarro a este Diario, transportista autónomo quien está notando los efectos del estado de alarma provocado por el Covid-19.

  • Última actualización
    24 marzo 2020 10:32

Juan Carlos Navarro, que conduce un tráiler articulado, es transportista autónomo para la empresa Transportes Portuarios y forma parte de la asociación Sintraport. En la rutina anterior a esta crisis, Juan Carlos podía hacer dos viajes al día y regresar a casa sobre las 6 de la tarde, mientras que ahora “solo estoy haciendo un viaje al día y en el primer radio”. Esto se refleja “en una remuneración bastante baja”, lamenta Navarro. “El volumen de trabajo ha descendido entre un 50% y un 60%, lo que supone una ruina para los autónomos, dependemos del día a día y si no trabajamos no facturamos”. A esta falta de actividad, Juan Carlos añade que “las facturas no dejan de llegar: reparaciones y pago del camión, seguros, carburante, y lo más importante: sacar a mi familia adelante”.  

"El volumen de trabajo ha descendido entre un 50% y un 60%, lo que supone una ruina para los autónomos, dependemos del día a día y si no trabajamos no facturamos”

Navarro explica que cuenta con medidas insuficientes para protegerse frente a un posible contagio. “Nos piden medios de protección, guantes y mascarillas, pero las existencias están agotadas. Actualmente yo tengo guantes de látex y una mascarilla que ya tenía en casa, también utilizo gel desinfectante, me lavo mucho las manos y limpio el camión”, apunta. 

Por otra parte, “cuando llegabas a una empresa podías entrar a tomar un café o ir al servicio, ahora estamos vendidos porque no disponemos de estos servicios, por lo que cuando los operarios están cargando o descargando el camión, me dedico a limpiar mi vehículo o leer las noticias”, afirma Navarro. En este sentido, la sensación de Juan Carlos es negativa “porque todavía no hemos llegado al pico de esta mala situación”.

“Las facturas no dejan de llegar: reparaciones y pago del camión, seguros, carburante, y lo más importante: sacar a mi familia adelante”

Además, “lo que antes tardabas hacer en media hora, ahora tardas dos horas porque los compañeros debemos entrar de uno en uno y cada empresa tiene un protocolo diferente de contención”, hecho que ralentiza la actividad. El contacto con el personal de la empresa, añade, es simplemente “la entrega de documentación, y en algunos casos se hace telemáticamente”. 

Lo único positivo de esta situación, a parte de que hay menos tráfico, “es pasar más tiempo con mi familia”, concluye Navarro.