Aquí, los transportes especiales se planifican a conciencia, pensando bien la carretera idónea por la que pasar, la hora del día, con acompañamiento de las fuerzas de seguridad, autorizaciones especiales y demás controles. Y las condiciones, si no perfectas, suelen ser lo bastante buenas como para no pensar que se está poniendo en riesgo el material que se transporta. Pero, ¿es esto así en todo el mundo?. La prueba la tienen en esta fotografía. Imaginen ustedes lo que debe costar mover un armatoste como el de la imagen por ese camino de tierra. Al verlo, la duda que se me presenta es si habrá llegado la mercancía sana y salva a su destino. Aunque no sé por qué, pero tengo la impresión de que la respuesta a esta duda es afirmativa. ¿Será que a veces sale más a cuenta un poco de maña y de imaginación que operar bajo un número infinito de regulaciones?