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Lecitrailer implanta la nanotecnología en su nueva planta de cataforesis de Zaragoza

10.000 metros cuadrados de superficie, instalaciones totalmente automatizadas y la implantación de nanotecnología en el proceso de cataforesis (KTL) en la producción de los chasis son las características principales de la nueva nave que el fabricante de semirremolques Lecitrailer ha puesto en marcha en su fábrica de Zaragoza.

  • Última actualización
    11 abril 2019 14:36

En una visita con medios de comunicación, Lecitrailer presentó el miércoles la nueva planta de cataforesis o KTL, “proceso que ya utilizaba Lecitrailer pero que ahora hemos modernizado”.

La cataforesis, explicó Karlos Martínez, director comercial, ”es un proceso químico que aplicamos en la fabricación de chasis para conseguir una mejor adherencia e imprimación y una máxima protección anticorrosión para el vehículo”.

Una vez que el chasis sale de fábrica, entra en la nueva nave de KTL para su fase final de construcción. Tras pasar por la cabina de granallado para su total pulimentación, todas las piezas de chasis entran en la sala de desengrasado, limpieza e imprimación.

Esta sala, totalmente automatizada, cuenta con dos grúas y diez piscinas de 14 metros de longitud, 2,6 metros de alto,  2,8 metros de ancho y con una capacidad de 210.000 litros.

“En una de estas piscinas -señaló Martínez- hemos diluido sales de circonio. Esta conversión nanotecnológica asegura que la capa de KTL sea uniforme, con el mismo espesor de capa en toda su superficie, llegando a todos los rincones de la pieza y con una protección especial de la misma”.

Esta versión nanotecnológica permite también trabajar con una mayor versatilidad de materiales como el acero, el acero inoxidable y el aluminio.

Asimismo, la nueva planta de KTL permite a Lecitrailer mantener su compromiso con la sostenibilidad, a través del uso exclusivo de pintura al agua para la imprimación y la reutilización de todo el agua de los procesos de desengrasado, limpieza y aclarado. La parte final del proceso corresponde al secado en horno, enfriamiento y pintura manual de las piezas.

Proceso de inmersión de un chasis de Lecitrailer en una piscina con sales de circonio. Foto I.Peña. “Gracias a las nuevas instalaciones, ejecutadas por los mejores proveedores nacionales e internacionales especialistas en cada tecnología, conseguimos que el producto terminado perdure mucho más en el tiempo”, añadió Martínez.

La nueva planta dispone también de un laboratorio y servicio de calidad donde Lecitrailer realiza pruebas periódicas sobre sus productos y recoge muestras de todas las piscinas.

“Esto nos permite garantizar la máxima calidad a nuestros clientes y comprobar el buen estado de las instalaciones”, concluyó el director comercial de Lecitrailer.

La compañía cuenta con 431.000 metros cuadrados de superficie total en España repartidos entre su sede en Zaragoza y sus delegaciones con servicio posventa en Barcelona, Valencia, Sevilla, Madrid y Lyon.

 

Facturación

En 2018, Lecitrailer alcanzó una producción cercana a los 6.560 unidades y 219 millones de euros de facturación, lo que le ha permitido mantener el 22% de la cuota de mercado.

Además, el pasado año, el 54% de su producción estuvo destinada a exportación y el 46% a producto nacional, consolidando cada año más su negocio internacional.