Los costes que asume un transportista autónomo por cada cabeza tractora, aseguró el viernes Fetransa mediante un comunicado, son superiores a los que asumen las empresas de tamaño medio y grande.
Según los datos que maneja esta organización, un transportista autónomo soporta una media de 124.000 euros en costes cada año, mientras que en los operadores con flotas de entre 5 y 20 camiones se reducen sus costes a 123.000 euros.
Asimismo, ha señalado Fetransa, en las empresas que tienen más de 20 camiones, la cifra se rebaja aún más, a los 119.000 euros. “Es decir, por término medio, a un transportista autónomo le cuesta su camión 5.000 euros más cada año que a una empresa”, ha añadido la federación.
Fetransa ha vuelto a poner sobre la mesa estos datos tras la presentación del avance del “Estudio sobre Fiscalidad” encargado por el Ministerio de Fomento.
Para la federación, resulta “fundamental seguir manteniendo los actuales tramos de cotización por módulos”, un modelo al que están acogidos en España más de 110.000 profesionales del transporte.
“El ataque al sistema de cotización por módulos pretende reforzar la repetida teoría de las diferencias en la cotización, olvidando las consecuencias de una supresión de este sistema: la desaparición de miles de puestos de trabajo y de servicios que pasarían a ser ocupados por empresas deslocalizadas y falsos autónomos, amparados por cooperativas que favorecen el fraude con este tipo de cotización”, ha denunciado Fetransa.
En este sentido, Fetransa ha querido trasladar una vez más que la opción de pasar a otro tipo de cotización “supondría elevar su gasto hasta una cantidad totalmente inviable para una gran parte de estos profesionales, que se verían irremediablemente abocados al abandono de la profesión”.
Es más, ha añadido la asociación, “se valora que el actual límite de facturación para poder acogerse a este tipo de cotización, situado en los 125.000 euros, es algo escaso, estimando que se aproximaría más a la realidad situar el límite de cotización en torno a los 150.000 euros. En cualquier caso, cualquier intento de armonización fiscal no debería ser previo a una armonización a nivel europeo y con unos periodos transitorios razonables para que el sector se puede adaptar”.