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Cebollas logísticas

Da igual dónde tengan su residencia. Con la llegada de la primavera se inicia también la llamada etapa de la cebolla, ese periodo de tiempo en el que uno no sabe bien qué ponerse porque por la mañana refresca, a mediodía calienta y ya por la tarde/noche regresan los frescores. Así las cosas, salimos a la calle como nuestras queridas hortalizas, con diferentes capas de quita y pon.

  • Última actualización
    24 marzo 2021 12:12

La metáfora nos podría servir perfectamente para ilustrar lo que es hoy en día un profesional del sector logístico. A la espera de que se inventen de verdad las capas élficas (que nos hagan invisibles) o que nos caiga bien la de Supermán (para por lo menos pasearnos por el sector en plan molón), los profesionales de la logística manejan como nadie el arte de capa (y algunos el estoque, hay que reconocerlo).

El sol, el día a día, nos abrasa la piel. Los disgustos, las prisas, los retrasos o las urgencias van curtiendo esa capa exterior hasta convertirla en una membrana impermeable, inerte y fea cuyo único cometido es proteger el interior.

Como tenemos la capacidad para olvidar todo aquello que nos perturba (excepto algún lelo que se empeña en sufrir innecesariamente recordándose continuamente lo injusta que es la vida), pronto esa capa acaba por desprenderse para volver a dejar a la intemperie esa pequeña llaga que nos duele y necesitamos tapar. Y así en un ciclo infinito.

Estamos lamentablemente acostumbrados a que se legisle al margen de los intereses del sector; a que se tomen decisiones infraestructurales y estructurales sin consultar con los verdaderos protagonistas y artífices de la actividad

La verdadera diferencia de un profesional del sector es su capacidad para regenerar capas protectoras. Ante un bombardeo infinito de agentes externos se hace necesario sobrevivir a base de adaptación al medio y de ignorar la percusión constante de quienes ni comprenden ni quieren comprender que la logística en su conjunto, aunque les pese, es una actividad esencial y necesaria para la economía del país.

Estamos lamentablemente acostumbrados a que se legisle al margen de los intereses del sector; a que se tomen decisiones infraestructurales y estructurales sin consultar con los verdaderos protagonistas y artífices de la actividad; a que se torpedeen proyectos de forma sistemática y demagoga sin más pretexto que una hipotética inspiración política o a que se apoderen de ideas que nos pertenecen a todos, porque hablamos de valores universales que no entienden de colores o posicionamientos.

Pero somos cebollas logísticas. Lo nuestro es el trabajo, la atención al servicio y al cliente; el partirnos la cara por todo el mundo (también virtualmente) para atraer un gramo de carga, arañar un segundo, conseguir un hueco, ahorrar dos céntimos… Eso es lo que nos motiva.

Y si nos dan caña, pues nos quitamos una capa y seguimos a lo nuestro porque tenemos la certeza de que nuestra batalla es otra y nuestro terreno de juego está muy alejado de los focos que todo distorsionan.

Nos hemos cansado de escuchar que la exportación va a ser una de las palancas de la recuperación económica. No sólo nos lo hemos creído, sino que ya hace tiempo que estamos en marcha para facilitar la tarea.

Lo único que pedimos, como siempre, es que nos dejen trabajar. Que no nos pongan trabas y obstáculos, que nos dejen opinar, que nos tengan en cuenta para lo que realmente nos afecta...

Para todo lo demás, pueden hacer marcha que nosotros ya nos vamos apañando con nuestras capas logísticas.