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Dame cariño

En los albores de 2021 me desperezo consciente de que la panza, orondamente postnavideña, me dificulta ahora mismo cualquier salida al exterior por la boca del cubil, salvo arriesgándome a salir despedido y sin control cual corcho de botella de cava.

  • Última actualización
    07 enero 2021 19:29

Eso sí, los polvorones no se me acumulan en las orejas ni los roscones me embotan la nariz, lo que me permite al menos estirar el cuello y, con el olfato y el gusto intactos, buena señal en estos tiempos coronavíricos, testar cómo en estos días se ha renovado la amargura del sector.

No por sus males intrínsecos y estructurales, no por sus condenas coyunturales y puntuales, sino porque, a estas alturas lo primero que se pide a la Administración ya no son soluciones, sino antes que nada un poquito de cariño, de atención y afecto de cara a la opinión pública, y no seguir repartiendo por las cunetas el más triste de los olvidos.