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De brazos cruzados

De mi último garbeo por los pasillos regios del Ministerio de Fomento les traigo como novedad que doña Magdalena por fin ya tiene compañía en su pared y no precisamente la que el destino político le había asignado, sino la que los avatares de la España de los juicios mediáticos le ha asignado.

  • Última actualización
    10 diciembre 2019 16:27

Hubiera sido de un morbo inigualable que Álvarez-Cascos y la inhabilitada exconsejera andaluza hubieran compartido para la eternidad dentelladas y exabruptos desde sus respectivos cuadros como exministros de Fomento.

Ahora bien, el retrato del que fuera mano derecha de José María Aznar sigue perdido en los vericuetos oscuros y apasionados de la Galería Marlborough y no ha habido ya más remedio que imponer el correturno, ascendiendo a los altares ministeriales José Blanco, ni más ni menos que ocho años después de dejar el cargo.

Brilla Blanco impoluto enmarcado, pues a lomos de la demagogia presupuestaria su inmortalización no es de pincel sino que es una foto, la primera de toda la galería, eso sí, impresa sobre lienzo, como en los regalos verbeneros de Fotoprix.

Destaca la corbata, estampada en profundas rosas rojas, su gesto incisivo e impasible, muy suyo, y, eso sí, los brazos cruzados, aunque no por estar castigado. Y es que seguro que a Blanco, más allá de estar a la vera de doña Magdalena, le parece un premio estar frente a la pintura de corte tremendista y emborronada de Indalecio Prieto. Menudo rinconcito ministerial de izquierdas.