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Decidir quién y qué

Consumado el relevo en OPPE, creo que no merece ya la pena recrearse en engordar el barroco argumental que ha posibilitado que la galería de rostros inmortales siga creciendo en la Sala de Juntas de la Avenida del Partenón. Un nuevo marco, una nueva alcayata y a seguir la marcha. Erótica y cruel política, según te toque pisotear o ser pisoteado.

  • Última actualización
    25 febrero 2020 17:24

Al fin y al cabo, ni siquiera el ministro se dignó a dar la cara y ofrecer explicaciones en persona a Salvador de la Encina, así que como para esperar que las comparta con la opinión pública.

El cese, del que tenía conocimiento este Diario desde el minuto uno de la confirmación de Ábalos en el cargo, tuvo que ser al final transmitido por el secretario de Estado, “que para eso está”, se debió decir el ministro, a quien Pedro Saura, como buen subalterno, echó el muerto aduciendo que es que el jefe tenía “un compromiso”.

¿Cuál? El empresariado valenciano. ¿Por qué? Por la misma razón que en Andalucía en general y en el Campo de Gibraltar en particular claman desde hace días contra la pérdida de su Salvador. Lo importante no es qué hacer, sino el poder para hacer. No hay que agobiarse por el qué, lo marca el día a día. La clave es el poder para hacer, que no se regala, hay que pelearlo y, cuando se consigue, disfrutarlo y explotarlo.

Encarna ahora ese poder Francisco Toledo, lo cual es relativo dado el contexto particular del nombramiento.

Por un lado, existen una serie de comunidades autónomas con la clara voluntad de ejercer su cuota de poder y determinar la política de puertos y su modelo de gobernanza. La necesidad de alianzas para conservar el Gobierno y los pactos alcanzados obligan al Ministerio de Transportes y a OPPE a tener muy en cuenta sus demandas.

Por otro lado, existe un proceso muy avanzado de definición del nuevo Marco Estratégico de Puertos donde, de forma participativa, el sector portuario en su conjunto ha volcado su visión de los puertos del futuro hasta llegar ya a un borrador que va a servir de base para que a finales de marzo se perfile desde el consenso el documento definitivo en el que también se va determinar política de puertos y modelo de gobernanza.

Por tanto, lo primero que va a tener que decidir Toledo es quién y qué va a determinar en España la política de puertos: ¿La va a determinar el nuevo Marco Estratégico o la van a determinar los pactos de Gobierno?

Si la apuesta es por la hoja de ruta del Marco Estratégico, ¿qué fuerza real va a tener OPPE para impedir que el Gobierno se pliegue a demandas en función de los pactos de Gobierno que quiebren el sistema portuario además del calendario y contenidos del Marco?

Si la apuesta es por los pactos de Gobierno, ¿qué sentido tiene seguir avanzando con la actual baraja en el Marco Estratégico si en dos días nos pueden cambiar las cartas? No olvidemos que en un sistema portuario tan complejo, todas las medidas están interconectadas. Si algo se toca, el resto se tambalea y las demás medidas no cuadran.

Dos últimos condicionantes sobre el compromiso que ha derivado en el nuevo nombramiento. En cuanto a los pactos de Gobierno, por fortuna el sustento no viene de una región de las que cuestionan de raíz el actual modelo, si bien los pactos de su propio Gobierno autonómico cuestionan la raíz misma del funcionamiento de los puertos. Ojo.

En cuanto al Marco, sorprende el escaso papel reservado en la segunda fase de elaboración para el empresariado. Ojo también por si es necesario dar nueva voz y se exige cambiar el paso. Al fin y al cabo, el actual Marco se ha construido con las autoridades portuarias en el centro. ¿Qué pasaría si lo que se colocara en el centro fueran las empresas? Ya saben que la otra opción es colocar en el centro a las comunidades autónomas...