Además, el estudio determina que esta participación en las ayudas institucionales aumenta a medida que se consolida la sistemática de la innovación en las organizaciones. En concreto, “tres de cada diez empresas valoran la prestación pública como una ayuda para mantener la actividad innovadora habitual. Un grupo similar a quienes lo consideran imprescindible para el desarrollo del proyecto (28,7%)”, apuntan desde la Cámara de Bilbao.
Por otro lado, un 25,9% entiende que las ayudas públicas han hecho que el proyecto sea de mayor envergadura. Y, solo el 8,2% de las compañías entiende que este apoyo ha tenido poco impacto en el desarrollo de su acción innovadora. Las ayudas para la innovación han sido fundamentalmente a través de subvención, como indican nueve de cada diez empresas consultadas por Cámarabilbao; el 93,6%.
Así mismo, un 17,2% ha recibido apoyo a través de deducciones fiscales y un 11,8% mediante apoyo a la financiación. Los bonos o cheques han tenido menor incidencia, algo más visibles entre las empresas del sector construcción y servicios.
Según el estudio, la ayuda pública de los últimos cuatros años se repartió en las siguientes actividades: el 55,1% se reservó para el desarrollo de productos y servicios nuevos o mejorados; el 36,9% se destinó en la mejora de procesos productivos, logísticos o de distribución; el 29,0% se invirtió en maquinaria y equipamiento innovador; y el 12,1% restante sirvió para facilitar la formación del personal.