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El coste de los ataques

Está de moda. En cuanto uno denuncia, por la vía que sea, tiene garantizado, al menos, decenas de páginas en los medios especialistas en publicar y luego contrastar. Acusar a un puerto de algo es, ya lo saben, gratis total. 

  • Última actualización
    12 diciembre 2019 18:57

Además, cómo mola, todo microorganismo, aspirante a José María García, asociación sin socios o movimiento quieto que se precie, usará cualquier tipo de ataque a los puertos para garantizarse una notoriedad que no han tenido nunca, ni volverán a tener. Denunciar una y otra vez la ZAL del Puerto de Valencia, por ejemplo, sin más resultado que el reiterado archivo de la causa, genera mala imagen del Puerto de Valencia, cabreo y tristeza en miles de profesionales del sector, gastos innecesarios y un daño brutal a la lucha por el medio ambiente.

Los que nunca han sabido qué clase de paraíso idílico había en esa zona, ni se han preocupado de ello ni les ha importado jamás, se vuelcan ahora en recuperar lo que había, sin saber, como digo, lo que había, ni quien se va a encargar de ello, ni cómo. Se trata, básicamente, de atacar al Puerto, que está de moda. Este tipo de denuncias sin fundamento no deberían pasarse por alto, así como así, sobre todo cuando hay empecinamiento, inquina, obsesión y más mala leche que datos. Y es que el coste de esta técnica de difamar que algo queda, sólo le sale gratis a los que denuncian alegremente. A todos nos cuesta dinero el atender estas denuncias. Eso de que no genera gasto no es cierto, todos y cada uno de los funcionarios que han perdido, otra vez, si tiempo en el tema, nos cuestan. Además, por resumir en el rosario de daños que causa la alegría denunciadora, se hace preciso destacar el incalculable perjuicio que se hace a causa tan sagrada como la defensa, real, del medioambiente. Poca broma. Y ninguna demagogia con esto. Hay que tener en cuenta que esas denuncias manchan el buen nombre de instituciones, empresas o personas. Aunque no se acepte la denuncia, aunque el resultado no les sea favorable, el denunciante consigue renombre y el denunciado logra una serie de sombras sobre el suyo. Gratis para los primeros y muy caro par los segundos.

Es digno de reflexión aparte, ahora que el término se maneja mucho, establecer ciertos cordones sanitarios en determinados temas. Que un humorista haga broma sobre la condición sexual de Fulano o Mengana, produce tremendo escándalo, rasgar de vestiduras, linchamientos y derivados. Que alguien ataque a lo más sagrado, totalmente en serio, sin sólido fundamento, no parece que preocupe a nadie. ¿Qué es lo más sagrado? Pocas cosas, pero sin duda el medioambiente es una de ellas, como lo es el pan nuestro de cada día. Poner en peligro nuestro aire y nuestro pan no debería ser un tema menor. Las denuncias falsas en nombre del ecologismo, amenazan a ambos.

El milagro de convivir seres humanos tan totalmente diferentes unos de otros, se ha de fundamentar en muy pocos parámetros, pero muy sagrados. Lo demás, la barra libre de falta de respeto es ciertamente preocupante.

 Aparte de todo esto, se construye analizando lo que cada cual puede hacer, lo que hemos hecho mal nosotros y lo que hacen bien los demás. Lo siguiente es seguir trabajando como hasta ahora, para continuar con el progreso respetuoso, en beneficio de la sociedad a la que sirve la herramienta logística. Incluidos ellos.