No haremos demagogia diciendo que no hay trenes en los puertos, puesto que sí los hay; pero no es menos cierto que hay pocos, o muy pocos para lo que en realidad debería tener un recinto portuario europeo. Se nos llena la boca hablando de corredores ferroviarios que ya han perdido todo su valor porque han sido adoptados en el discurso político, y nos paramos a pensar en que lo realmente importante pasa por tener mercancías para poder ocupar esos surcos imaginarios. Todavía tenemos mucho que evolucionar.