La línea ferroviaria entre Sagunto y Zaragoza cerrará el año 2020 con un tráfico total bruto de 825.000 toneladas, según las estimaciones del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Las mejoras implementadas en la infraestructura le permitirán finalizar el actual ejercicio con un crecimiento del 13,8%.
A pesar de que comparten la línea trenes de pasajeros y mercancías, son éstos últimos los que han experimentado un mayor crecimiento. Según el MITMA, se han pasado de los 3 trenes semanales del año 2017 a una media de 30 en lo que va de año.
El departamento que dirige José Luis Ábalos estima que se han recuperado los niveles de tráficos de mercancías previos a la alarma sanitaria provocada por el Covid-19. De hecho, en la última semana antes de la implantación del estado de alarma -entre el 24 de febrero y el 1 de marzo- se llegó a un pico de 44 trenes.
Entre los principales tráficos operados actualmente por cinco empresas ferroviarias, figuran los de vehículos y de frigoríficos desde Valencia hasta Zaragoza, a los que se añaden también los de portacontenedores desde Valencia hasta la terminal de Júndiz en Vitoria y el puerto de Bilbao.
La Administración va a seguir acometiendo mejoras en la línea en los próximos años, tal y como establece el Plan Director elaborado por Adif. Entre las actuaciones que se están acometiendo en la línea para potenciar el tráfico de mercancías destaca la adaptación de siete apartaderos para acoger trenes de hasta 750 metros de longitud en las localidades de Estivella-Albalat, Navajas, Barracas, Puebla de Valverde, Teruel, Ferreruela y Cariñena, una actuación que requerirá de más de 20 millones de euros.
Además, en breve se suscribirá una adenda al Convenio suscrito con la Autoridad Portuaria de Valencia ampliando su aportación en estos trabajos y en la financiación de la electrificación de la línea, lo que muestra el potencial interés por emplearla.
Paralelamente, Adif está avanzando en los proyectos de electrificación de la línea, como las obras ya iniciadas para la construcción de las nuevas subestaciones y centros de autotransformación asociados, telemando de energía y línea de alta tensión en las áreas de Cariñena y Villafranca. En esta línea, ya se han adjudicado la redacción de los proyectos de ampliación de gálibos o dimensiones en los túneles y pasos superiores de la línea, actuaciones necesarias para la electrificación a 25 kV.
El conjunto de estas obras supondrá que la línea sea plenamente interoperable con los trenes europeos, con el objetivo de aumentar su competitividad a fin de captar mayor demanda de transporte de mercancías.
Entre las actuaciones ya finalizadas, destaca la instalación del sistema tren-tierra. Con su puesta en servicio se ha conseguido una mayor oferta de capacidad, pues permite ofertar surcos horarios las 24 horas del día y mejorar la gestión del tráfico reduciendo el tiempo de viaje. Además, se ha llevado a cabo la mejora de 5 terraplenes y obras en 11 estructuras para el aumento de la capacidad portante de los trenes hasta las 22,5 toneladas.
Plan Director
Este conjunto de actuaciones se enmarca en el plan de inversiones comprometido para asegurar la competitividad de esta línea como eje estratégico del Corredor Cantábrico-Mediterráneo.
Este Plan Director, con un horizonte temporal de ejecución hasta 2022/2023, representa una inversión global estimada de 386,6 millones de euros, de los que hasta la fecha se han movilizado casi 135 millones de euros. En su financiación también participa la Autoridad Portuaria de Valencia (APV).
Su objetivo es mejorar de forma significativa el estado de la infraestructura actual para seguir potenciando este tramo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, especialmente para el tráfico de mercancías permitiendo la circulación de trenes de 750 metros, facilitando las conexiones ferroportuarias y con centros logísticos en este eje ferroviario estratégico, de gran importancia al discurrir por territorios que representan el 21% del PIB del Estado.
Una vez completado todo el Plan, la línea dispondrá de una mayor capacidad de tráficos, se reducirá de forma sustancial los tiempos de viaje tanto para los viajeros como para las mercancías, mejorará la competitividad de los servicios de carga, incrementará la velocidad máxima de circulación, aumentará la eficiencia en el transporte, podrá incorporar trenes eléctricos reduciendo así las emisiones, ofrecerá mejores parámetros de seguridad, fiabilidad y confort, reducirá la probabilidad de incidencias y se convertirá en plenamente interoperable con los corredores Atlántico y Mediterráneo.