En un encuentro de unión entre empresarios catalanes y valencianos, las patronales de ambas autonomías reclaman celeridad en las inversiones para el Corredor Mediterráneo y destacan la importancia de la infraestructura para la economía.
BARCELONA. “La zona que se beneficiaría del Corredor Mediterráneo representa el 45% del PIB nacional y podría incrementarse en un 5% adicional”, aseguró Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, durante el Encuentro Empresarial sobre el Corredor Mediterráneo. En el acto también participaron Agnès Noguera, vicepresidenta de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE); Xavier Lluch, técnico colaborador del movimiento #QuieroCorredor; y Mar Alarcón, cofundadora y socia de Moodin Policy.
Sánchez Llibre defendió que “la puesta en marcha de esta infraestructura permitiría aumentar un 4% la productividad de las empresas, uno de los principales problemas de nuestra economía”. Además, destacó que esta mejora logística consolidaría a España como un hub de transporte de norte a sur, generando un retorno estimado de tres euros por cada euro invertido y reduciendo hasta en un 50% los tiempos de transporte. No obstante, recordó que “solo el 36% de la infraestructura está en servicio, aunque el 100% de la obra está, como mínimo, en fase de estudio”. Reconociendo que el proyecto “llega tarde”, se mostró convencido de que acabará siendo un éxito y apeló a la necesidad de que “las instituciones públicas no bajen los brazos para conseguir cosas importantes”.
En la misma línea, Agnès Noguera lamentó la falta de “voluntad política” que ha ralentizado el proyecto durante años, aunque reconoció que “parece que el actual Gobierno ha impulsado y materializado parte de las inversiones previstas”. Para la vicepresidenta de AVE, los avances conseguidos se deben sobre todo “a la presión y constancia de la sociedad civil y empresarial”.
Por su parte, Xavier Lluch puso el acento en la relevancia estratégica de la infraestructura, recordando que el tramo comprendido entre Tarragona y Barcelona constituye el tercer gran hub ferroviario de la Unión Europea, solo por detrás de la cuenca del Ruhr y de Lombardía. Al trazar el mapa de la obra, lanzó una advertencia: “Las obras avanzan, pero con retraso, y esos retrasos son críticos, porque las empresas necesitan garantías para poder acometer sus inversiones”. También insistió en el valor del ferrocarril como medio de transporte eficiente y sostenible: “Si queremos una economía competitiva, debemos contar con redes de comunicación a la altura”.
Mar Alarcón coincidió en señalar el Corredor como pieza clave para mantener la competitividad internacional, advirtiendo de las consecuencias de la actual falta de conexión. “Ámsterdam compite con Barcelona en el ámbito tecnológico, y aunque la capital catalana crea más startups, en los Países Bajos logran atraer más empresas europeas gracias a infraestructuras como el corredor con Róterdam”. Para la cofundadora de Moodin Policy, los continuos retrasos generan desconfianza y dañan la imagen del país ante los inversores: “Si el Corredor fuese una startup, estaríamos fuera de la liga desde hace tiempo”.
La incógnita francesa
Una de las grandes dudas que planea sobre el proyecto es el papel que jugará Francia en su desarrollo. Sánchez Llibre advirtió de la posibilidad de que las autoridades galas ralenticen las obras y reclamó al Gobierno español trabajar para “ganar complicidad con París”.
Agnès Noguera insistió en que la prioridad debe ser “cumplir primero con nuestra parte” para luego exigir responsabilidades a Francia desde Europa. “Bruselas es nuestro aliado; si las retenciones se producen allí, debería actuar”, señaló.
En cualquier caso, los participantes coincidieron en que, aunque buena parte del camino ya está recorrido, queda todavía mucho trabajo por delante para garantizar que se cumplan los compromisos. El próximo 20 de noviembre, el Roig Arena de Valencia acogerá la octava y última edición del Acto Empresarial por el Corredor Mediterráneo, que reunirá a unos 2.500 representantes del tejido económico. Con este encuentro se pondrá fin a la etapa de los grandes actos reivindicativos, aunque el Movimiento #QuieroCorredor seguirá activo con chequeos y acciones territoriales para vigilar el avance de las obras y evitar nuevos retrasos.
Sánchez Llibre: “La puesta en marcha del Corredor Mediterráneo permitiría aumentar un 4% la productividad”
Limitaciones críticas en las inversiones
Durante el encuentro también se hizo un repaso a la situación de las obras e inversiones a través de un vídeo en el que participaron Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios y presidente del Boluda Corporación Marítima; Francisco García Calvo, experto ferroviario; y Xavier Lluch. En el vídeo, se destacaban todos los retrasos que han sufrido los diferentes tramos del corredor mediterráneo en los últimos años, y la situación actual en la que se encuentran y la previsión de terminar que hay actualmente.
Basándose en la revisión semestral publicada en julio, Lluch expuso los hitos más inmediatos del Corredor Mediterráneo. Entre ellos, la futura terminal intermodal de La Llagosta, cuya inauguración está fijada para el primer trimestre de 2026; la estación de La Sagrera, aún sin una fecha clara de finalización pero que ya actúa como válvula de escape de la congestionada Sants; y la instalación del tercer carril entre Martorell y Tarragona, programada para finales de 2026. Un año después, en 2027, se prevé además la transformación del ancho ibérico a internacional en el tramo que une Tarragona con Castellón.
Junto a estos progresos, persisten puntos conflictivos. El más evidente se sitúa entre Sant Vicenç de Calders y La Boella, donde el tráfico ferroviario deberá circular en vía única, con la consiguiente reducción de capacidad. En Tarragona, además, se ha optado por un esquema que separa mercancías y pasajeros: los trenes de carga irán por el litoral, mientras que los de alta velocidad lo harán por la estación de Camp de Tarragona, una decisión que asociaciones y empresarios consideran poco eficiente.
En Portbou existe otra problemática, un trazado de 145 kilómetros hasta la frontera francesa, donde se proyecta una vía en ancho internacional. Esta limitación concentrará todo el tráfico hacia Europa en un único corredor y hará inviable, en consecuencia, la conexión en alta velocidad entre Barcelona y Valencia.