Como le comentábamos al flamante Conseller de Infraestructuras y Transporte de la Generalitat Valenciana, Mario Flores, en el transcurso de la entrevista que hoy publicamos, su nombramiento se dio a conocer el pasado 28 de junio, el día en que Grupo Diario celebró, en esta ocasión en Barcelona, la entrega de sus Premios anuales. Eso nos dio la oportunidad de cotejar, en directo, la opinión de un significativo y numeroso grupo de empresarios y directivos del sector. En esas opiniones hubo un punto de unanimidad en considerar más que positivo el que el nuevo Conseller viniera del sector, por su pasado lejano en la empresa logística privada y por su pasado cercano en la Presidencia del Puerto de Alicante. Al menos sabe de qué estamos hablando, fue uno de los comentarios más repetidos. El hecho de que sea uno de los nuestros le otorga a Mario Flores una ventaja de salida, concretada en que no hace falta perder tiempo en explicarle las carencias del sector, sus reivindicaciones y problemáticas. Es como si empezara con un carnet con puntos añadidos. Tan cierto es que cuenta con el apoyo e incluso el cariño previo del sector, como que le pueden durar esos puntos menos que a un borracho conduciendo por dirección contraria. Los empresarios y profesionales que esperan de Mario Flores su colaboración y apoyo para mejorar las infraestructuras y el transporte en la Comunidad Valenciana, tienen la misma paciencia en esto de los negocios que la que tiene la Administración en la de recoger sus impuestos. Ninguna. Aunque lleven años, lustros, esperando determinada ampliación o acceso, polígono o carretera, no significa que sean personas pacientes, significa que siguen siendo impacientes, pero, además, cabreados. Mario Flores llega con un impulso máximo, el que le otorga su conocimiento del sector y su pasión por él, algo que suele ir unido. Pero también llega con un riesgo: que los árboles de la política le impidan ver el bosque del sector. Viene de la empresa privada, ha pasado por un puesto, el de Presidente de la Autoridad Portuaria de Alicante, que se mueve muy en contacto con la empresa privada, pero en el que el acento lo pone la administración. Ahora está en un cargo que se mueve cerca del otro lado de la balanza. Donde la política pesa. Conociendo lo que el sector necesita, contará con la política para atender esas demandas, y seguro que lo hará muy bien, siempre que no olvide que la política puede ser su principal escollo para sacar determinados proyectos adelante. Además, esos proyectos no es que estén ya maduros, es que los ha heredado casi podridos. De esos que, o los saca adelante ya, o habrá quien le empiece a pedir que los entierre. Apasionante periplo ese de pasar de demandante a demandado. Y es que, como dicen en mi pueblo, no es lo mismo llamar que salir a abrir. Mucho ánimo.