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¿Y el burro? Anda bien, pero poco

  • Última actualización
    25 febrero 2009 00:00

No recuerda mi abuelo Felipe ni su nombre ni su edad, pero sí tiene grabados en la memoria los andares de un vendedor ambulante que, en los años 40, con un borriquillo recorría los pueblos de Somosierra vendiendo jalbegue. Las piedras de arcilla blanca, que disueltas en agua servían para enjalbegar las paredes, colgaban de las alforjas del asno en cansino bamboleo.No había vez que el vendedor subiera la cuesta del pueblo y se cruzara con algún vecino, que no le preguntaran con divertida ironía: “¿Y qué tal va el burro?”, para poder escuchar siempre la misma respuesta: “Anda bien, pero poco”.Reían los lugareños la frase porque en sus cabezas no cabía tal situación: o andaba bien, o andaba poco, pero las dos cosas en un mismo burro, imposible.Al sindicato de estiba Coordinadora, le preguntaron exactamente lo mismo que al vendedor de jalbegue a la salida de su reunión con Puertos del Estado el pasado 5 de febrero: “¿Qué tal el burro? ¿Qué tal el anteproyecto de ley de puertos?” Y la respuesta fue metafóricamente idéntica: “Anda bien, pero poco”: bien, porque había habido buena predisposición por parte del legislador e incluso se habían aceptado algunas de las alegaciones del sindicato al anteproyecto; y poco porque quedaban otras muchas que el sindicato aún aspiraba a que fueran consideradas.Claro que OPPE replicó de la misma forma que los lugareños: “Imposible”, no porque no considerara que las cosas no fueran bien, sino porque lo aceptado no era ni mucho ni poco, sino todo lo contrario, es decir, lo que es y punto. Y si alguien iba a querer más, ya sabía que tenía que reclamar en la siguiente e inminente ventanilla, o sea, el Congreso. Nos encaminamos a esa fase, pero hay que seguir dándole vueltas a la reunión del día 5, un encuentro a tenor de lo comentado por ambas partes absolutamente marciano. Sí, lo repito, marciano, en toda la completa significación de esta palabra, porque como los extraterrestre, los participantes en la reunión salieron hablando idiomas diferentes y parecía que habían estado en planetas distintos; porque al igual que con los ovnis, no tenemos pruebas científicas que demuestren que realmente sucedió lo que cada uno dice que pasó; y por que tal y como ocurre con las opiniones sobre vida inteligente en el espacio, todo se resume en creer o no creer, con el añadido en este caso de a quién demonios creemos.Venga, ayúdenme, sean valientes: ¿A quién creemos? ¿A Coordinadora, que en su resumen de la reunión, firmado por el propio coordinador general, decía que se había abierto un proceso negociador sobre el anteproyecto, que el presidente de OPPE se había comprometido a tener una nueva reunión con el sindicato antes de que fuera remitido el texto al Parlamento y que se había acordado remitir un nuevo texto con todas la alegaciones pendientes del sindicato más detalladas?¿O creemos a Puertos del Estado, que aseguró que el Organismo Público no había abierto un proceso negociador “ni con Coordinadora ni con nadie”; que facilitó a este medio de comunicación la minuta del encuentro, en la que el único compromiso que aparecía de envío de documentos era para que Coordinadora remitiera simplemente una propuesta concreta de legitimación de la patronal; y cuyo presidente llegó a declarar sencillamente que “no está prevista una nueva reunión” con Coordinadora?Lo dicho, marciano. Y no, no podemos dejar correr este absurdo porque por culpa de él tenemos ni más ni menos que 48 horas de huelga en la estiba a punto de ser convocadas para el próximo mes. Coordinadora considera que Puertos del Estado ha incumplido su palabra de volverse a reunir y seguir negociando y, por tanto, comienza a movilizarse.Esto es, en todo caso, muy sencillo: alguien no dice la verdad. Es de nuevo como lo del burro: o se llegó a un acuerdo para una nueva reunión o no se llegó, o se inició un proceso de negociación o no sé inició, o se acordó remitir un documento o no se acordó, pero las dos cosas a la vez es imposible.Desde la benevolencia, podríamos entender este lamentable diálogo de besugos: llevaban tanto tiempo sin sentarse frente a frente Administración y sindicato mayoritario de estiba que, a lo mejor, ambos tenían los mecanismos de entendimiento un tanto “oxidados”, por decirlo de alguna manera.Claro que esto habría que analizarlo con menos poesía y ser más prácticos. Sencillamente el procedimiento de audiencia ha estado mal planteado, ha sido precipitado y se ha utilizado de forma ventajista. Declaró el otro día Mariano Navas, presidente de OPPE, que el sí era partidario en las leyes de establecer un procedimiento de “audiencia”, no sin antes precisar que “no es una obligación legal”. Perfecto, nada que objetar.Claro que, a principios de diciembre, el propio Mariano Navas había manifestado su “particular punto de vista” sobre el trámite de audiencia y había declarado que “no lo considero necesario”, al entender que este anteproyecto era muy similar al de la pasada legislatura y dicho trámite ya se había cumplido en aquel momento. Por tanto, se esté a favor o no en abstracto de la audiencia, en aquel momento, Navas no la veía, algo por cierto discutible, pues los cambios del nuevo anteproyecto con respecto al primero sí eran importantes y mucho, aunque sólo fuera por el tema de las bonificaciones y la organización de la estiba.Fue con esta “predisposición” con la que OPPE afrontó finalmente el proceso de audiencia -ya se dijo que precipitada por las filtraciones del texto a la prensa- hasta el punto que, como dejó claro el presidente, simplemente se iban a recibir las alegaciones, se haría caso a las que se considerara convenientes y punto, sin más. Y corriendo el texto al Congreso.Ha hecho por tanto Navas lo que dijo que iba a hacer. Ha sido consecuente. Claro que, en un tema tan sensible y complejo, en un sector tan enconado, con el ambiente tan enrarecido y con tanta falta de diálogo desde hace tanto tiempo, francamente, un procedimiento de audiencia, así, en este plan tan “funcionario”, sabe a poco, abre esperanzas de diálogo automáticamente frustradas (Coordinadora) y es ventajista, porque recibes con buenas palabras a la gente, muestras buen talante, dices cambiar cosas sin que nadie sepa exactamente qué y cuando los demás quieren darse cuenta el texto está en el Congreso y allá te las ventiles en la Carrera de San Jerónimo.Es, repito, lo del burro. O negocias o no negocias, o dialogas o no dialogas, pero las dos cosas es imposible, aunque algunos lo llamen “audiencia”.