153 muertos y 19 heridos. Ese es el último balance hasta el momento del accidente aéreo del vuelo de Spanair JK 5022, que ayer se estrelló sobre las 14:30 en el Aeropuerto de Madrid-Barajas. Durante las labores de despegue el avión no logró altura y terminó envuelto en llamas en los terrenos colindantes a la pista. Las primeras causas apuntan al incendio de uno de los motores. En el avión viajaban 172 personas, de las cuales 6 eran tripulantes de abordo, cuatro eran tripulantes en movimiento y 162 eran pasajeros, de los cuales 20 eran niños. Tres de ellos forman parte del grupo de 19 supervivientes ingresados en distintos hospitales de Madrid. Sobre las causas del accidente, Spanair ha pedido prudencia y se ha remitido a la investigación que ahora deberá dirigir Aviación Civil. Las cajas negras ya han sido recuperadas. Según testigos oculares, el avión superó el punto de no retorno durante su recorrido por la pista de aterrizaje y tras elevarse ligeramente cayó al suelo con un motor envuelto en llamas. Posteriormente el avión ardió en su totalidad. Diversas fuentes han señalado que el avión había iniciado previamente otra maniobra de despegue, pero que el piloto decidió abortarla y regresar a la terminal tras comprobar que uno de los indicadores exteriores de temperatura no funcionaba. Dicho problema se solventó. Pilotos de aerolíneas han destacado en diversos medios de información general que ese fallo en el indicador no tiene nada que ver con el incendio de un motor, hecho este último además no considerado suficiente para que el avión no lograra despegar. Los expertos apuntan a la conjunción de otras causas.