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De marinos y escritores

  • Última actualización
    04 mayo 2009 00:00

La lancha del servicio de tripulantes llegó puntual al embarcadero cercano al Stella Maris. Ejecutó una ciaboga impecable y atracó de popa. Un marinero me ayudó a entrar a bordo las dos pesadas maletas. Segundos antes de que el patrón diera marcha avante, un hombre saltó a la plataforma de la lancha.La embarcación fue dejando tripulantes en buques que, fondeados o amarrados a Duques de Alba, aguardaban atraque, ultimaban reparaciones o realizaban operaciones comerciales con gabarras. Desde que dejáramos a la dotación de un superpetrolero, aquél hombre y yo nos habíamos quedado solos en la cubierta baja. La quietud del sollado invitaba a evitar el cruce de miradas. Los dos teníamos subidas las solapas del chaquetón. Él llevaba un gorro extraño que le hacía una cara mofletuda.De esta forma da inicio el último premio de novela Vargas Llosa. Una novela que, bajo el título “El último candray”, recrea la travesía de un barco por distintos puertos y mares del mundo y que muy bien podría ser un resumen de los 20 años que su autor, Cecilio Pineda, pasó en la mar.La literatura marinera no está muy de moda en los últimos años, pero los libros que rememoran las aventuras de marinos siempre tienden a recrear en la memoria del lector lugares exóticos y lejanos, aunque la globalización de nuestros días haya acercado esos parajes casi hasta poder tocarlos con la punta de los dedos.El protagonista inanimado de esta novela es un candray (de can –lata– y dry –seco–), es decir, un barco herrumbroso y viejo, que navega bajo el nombre de Seagull.Pero dejemos el libro y hablemos de su autor, porque no es muy habitual que un capitán de la marina mercante retorne a tierra para convertirse en escritor. Cecilio Pineda dejó de navegar hace años. Cambió su profesión de marino por la restauración y la escritura, algo a lo que hoy todavía se dedica en Barcelona, ciudad que eligió para vivir en tierra firme.Su relación con el mar, sin embargo, se mantiene viva hoy en día. Pineda es amigo, o conocido, de mucha gente relacionada con el Puerto de Barcelona. Leer su última creación literaria puede ser una buena manera de entender un poco más esa vida de los hombres que se dedican a la mar, una vida que a los hombres y mujeres que se dedican a la mar pero desde tierra muchas veces les queda lejana y les resulta difícil de comprender.Y para aquellos a los que les siga interesando la literatura marinera, a pesar de no ser la última moda en las librerías, el autor está ultimando la presentación del libro, que se celebrará dentro de poco en la capital catalana.