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Háblame del mar...

  • Última actualización
    05 octubre 2010 00:00

Marinero, cuéntame qué sientes allí junto a él, desde mi ventana no puedo saberlo, desde mi ventana el mar no se ve. Dicen que el barco navega enamorado del mar buscando sirenas, va buscando sirenas nuevas que le canten al pasar (...) Háblame del mar marinero, háblame del mar, háblame”.Seguramente, Rafael Alberti necesitaría hoy un traductor para hacerse entender con los marineros de sus poemas. Al menos por lo que a los marinos mercantes se refiere, aunque tampoco la flota pesquera anda muy sobrada de personal autóctono. Es lo que tiene la globalización y el cambio en los paradigmas de calidad de vida que trajeron los años de bonanza: siempre habrá, en cualquier rincón del mundo, alguien dispuesto a entregar más a cambio de menos. Con vocación o sin ella.El caso es que apenas quedan ya marineros y marinos españoles (unamos por una vez ambas categorías bajo el nombre de marinos) en la flota mercante. Escasean como los afiladores, talabarteros, alfareros, limpiabotas o guarnicioneros, víctimas éstos del progreso y de la sociedad de consumo; y de los rigores de un trabajo no siempre justamente recompensado, los primeros. También, y esto no hay que negarlo, de la pereza y la falta de sacrificio. Pero sobre todo, víctimas del desconocimiento de las oportunidades que la profesión de marino mercante ofrece.Según la Organización Marítima Internacional (IMO, en sus siglas en inglés), la escasez de personal cualificado para cubrir la dotación de los buques ha alcanzado tales dimensiones que amenaza el futuro mismo de la industria naviera, la arteria vital del comercio internacional. Así, en 2015 se prevé un déficit de más de 27.000 plazas de oficiales en la flota mundial. Mientras tanto, más de un 40% de jóvenes en toda España se encuentran sin trabajo y más del 20% (entre los 16 y los 23 años) ni estudian ni trabajan. Son la famosa “generación Ni-Ni”. ¿Es que el mar ha perdido todo su atractivo entre la juventud española como forma de vida? ¿Tanto ignora nuestra sociedad a la industria marítima y a sus puertos como fuente de riqueza y bienestar?Hace tiempo que desde la Asociación de Navieros Españoles (ANAVE) se viene alertando de esta creciente dificultad para contratar marinos españoles experimentados al tiempo que se urge a la adopción de medidas efectivas y urgentes para paliar este déficit. Aunque seguirá habiendo marinos que estudien y ejerzan esta carrera por vocación, Anave cree fundamental llevar a cabo campañas de sensibilización, entre jóvenes y estudiantes de Bachillerato en particular, que revaloricen la imagen de la marina mercante con el fin de fomentar nuevas vocaciones y aumentar así el acceso de los jóvenes a las profesiones marítimas.Con este mismo propósito, la IMO lanzó el año pasado la campaña “Go to Sea!” y señaló el año 2010 como el “Año del Marinero” (“Year of the Seafarer”). En España, las acciones de divulgación bien podrían incluir la lectura de Alberti: “Sueño en ser almirante de navío, para partir el lomo de los mares al sol ardiente y a la luna fría” (...) “Dicen que el barco navega enamorado del mar. Háblame del mar, marinero, háblame”.