En el Valle de Valdeón (León), junto al camino que lleva a Caín, principio y final de la Ruta del Cares (Picos de Europa), se encuentra el Chorco de los Lobos, cuyo origen se remonta al siglo XVII. Se trata de una trampa cazalobos, compuesta por sendas empalizadas que, a lo largo de varios cientos de metros, se disponen en forma de V hasta desembocar en un pequeño agujero por el que se accede a un foso circular de considerable altura. Durante siglos, cuando localizaban un lobo que pudiera poner en peligro su actividad, los ganaderos de la zona organizaban complejas batidas por el monte de tal manera que, mediante técnicas de hostigamiento, conducían al lobo hacia las empalizadas, forzándole a llegar hasta el final y que huyera por el agujero, cayendo al foso, donde era rematado. Un ejercicio poderoso de ingenio, organización y valor.Curiosamente, los grandes exploradores europeos que recorrieron África del Sur a mediados del siglo XIX, describieron con profusión cómo la tribu de los bakuena, originaria de la actual Botswana, ante la concentración de un volumen importante de caza en la región, emprendían la tarea de habilitar la trampa denominada hopo. Construían sendas empalizadas en forma de V, con una milla de largo cada brazo y una milla igualmente de distancia entre los dos puntos de máxima separación. Luego, al final, cavaban un gran foso que camuflaban con vegetación. Cientos de hombres participaban en la batida, hostigando con flechas a las grandes manadas de cebras, búfalos, ñúes y todo tipo de cérvidos, que terminaban despeñándose por el foso o lanceadas al caminar por encima de los cuerpos de los animales que llenaban el agujero. En cada operación se mataban 60-70 piezas.No consta que ningún bakuena visitara Picos de Europa en el siglo XVI, ni que entre los grandes exploradores europeos del XIX hubiera leoneses destacados. Por tanto, unos para comer (bakuenas) y otros para que les dejaran comer (leoneses) generaron a lo largo de la historia el mismo conocimiento, el mismo know how, sin transferencias, pero con la misma y sorprendente eficacia. Maravillas del desarrollo humano. Al final, a cazar se aprende cazando; a gobernar, gobernando; y a gestionar aeropuertos, gestionándolos.Nadie habría dicho en su momento que AENA, el gestor aeroportuario de ese pig sureño, algún día se iba a convertir en el primer gestor aeroportuario mundial, no ya por volumen de pasajeros y mercancías, sino por su gestión. El talento brotó, por capacidad y por necesidad, pero haciéndola virtud. Obviamente, el mercado global hace que la evolución de asuntos como la gestión empresarial no sea nunca tan estanca como la de los chorcos y los hopos. De igual forma, en la actualidad se impone el ver, oír y aprender. Siempre se puede aprender y máxime en asuntos como la navegación aérea, talón de aquiles que durante años minó la gestión aeroportuaria de AENA.En todo caso, lo mismo que un bakuena se hubiera reído -ofendido- de un leonés que hubiera ido a explicarle lo que es una empalizada (y viceversa), a mí me entra el desconcierto cuando veo la composición de algunos de los consorcios que quieren quedarse con el 49% del capital de las joyas de la corona de AENA: Barajas y El Prat.Se les exige gran capacidad de gestión y, claro, nadie lo duda: están los gestores de los aeropuertos de París, de Fráncfort, de Singapur, de Heathrow... Vamos, a un panal de rica miel. Ahora bien, dejémonos de mandangas. ¿Es que estos tíos con sus hopos les van a enseñar a los de AENA lo que es un chorco?Sí, es mejor estos tipos, por supuesto, y no andarse con fondos de inversión indocumentados, pero en este debate del nuevo modelo aeroportuario deberíamos alejarnos de las acostumbradas intoxicaciones y confesar que, con las concesiones de Barajas y El Prat, la mejora en la gestión se dará por añadidura porque lo que interesa aquí por encima de todo es trincar pasta, gansa, cerca de 5.000 millones de euros, un tercio del presupuesto anual de Fomento, buen pastel en esta época de telarañas.Entonces uno pasa a mirar el asunto con los mismos ojos con los que el lobo ficha a las ovejas y te entra el espíritu patrio: alemanes, franceses, los de Singapur... ¿Y el gran gestor aeroportuario español, dónde está, por qué no puja? No puede, no se puede comprar a sí mismo. ¡Es AENA! Paradojas de esta desconcertante privatización.Nos quedan entonces, si mantenemos el espíritu patrio del que hizo gala Zapatero en el famoso desastre de la venta de Endesa, Ferrovial y Abertis. ¿Apostamos? Ferrovial se quedará con Barajas, por aquello de que gestiona Heathrow y es la traslación ideal de la fusión Iberia-British. Barcelona, con esta lógica nacional, iría para Abertis.Y así nos quedaríamos. Felices con nuestros chorcos, incólumes ante los lobos y, eso sí, casi 5.000 millones de euros más pobres, pues los tenga quien los tenga, al final hay que financiarlos.