Menú
Suscripción

Invisibles pero necesarios

Les habrá pasado en más de una ocasión. Acaban de conocer a una persona, establecen una mínima conversación de cortesía y en el momento que comienza a contarle a qué se dedica, no pueden hacer otra cosa que empezar a alucinar. “Jamás hubiera pensado que alguien que se ganara la vida de esta forma”, piensan.

  • Última actualización
    10 febrero 2021 15:10

Les habrá pasado en más de una ocasión. Acaban de conocer a una persona, establecen una mínima conversación de cortesía y en el momento que comienza a contarle a qué se dedica, no pueden hacer otra cosa que empezar a alucinar. “Jamás hubiera pensado que alguien que se ganara la vida de esta forma”, piensan.

Pues sí. Hasta la más inverosímil de las actividades puede llegar a estar remunerada… y muy bien, por cierto. Desde el probador de videojuegos (versión venida a más del personaje que interpretaba un adolescente Tom Hanks en Big), hasta el comprador compulsivo (al que sueltan en un centro comercial y le dan crédito ilimitado para analizar su comportamiento), todo parece que tiene cierto sentido.

En esta misma línea, preguntar qué es lo que va a estudiar a una persona que acaba de terminar la selectividad, es en la actualidad un sorteo extraordinario en el que tienes grandes posibilidades de quedar mal, por ignorante o por viejuno. Creo que no hay nada que no se pueda estudiar, o que no tenga unos estudios superiores dedicados en exclusiva.

Es lo que tiene la evolución. Pasamos de una oferta escasa y global en todos los ámbitos a una oferta amplia, multidisciplinar, multisectorial y “multitodo” que incluso se puede adaptar a la medida del consumidor.

La opción de la escasez es la más cómoda, porque invita a no pensar. Si en el mercado sólo hay peras y manzanas podremos elegir, sí, pero sólo hay una opción y el mundo se dividirá entre adictos a una fruta y adictos a la otra, aunque no te guste ninguna de las dos. Alienación al canto.

La alternativa del exceso de oferta nos hace más libres porque nos da capacidad para elegir entre muchas más alternativas, lo que nos interpela directamente a decidir qué es lo que más nos gusta, posicionarnos y mostrarnos al resto como realmente queremos. Aunque todo es matizable, lo sé.

Puede que ese carácter que nos lleva a ser protagonistas necesarios pero invisibles, sea uno de nuestros mayores problemas. No tengo ninguna duda

Aterrizo. Nuestro sector, una vez más, es absolutamente clave a la hora de proporcionar a las personas las herramientas necesarias para poder decidir. Haciendo fácil lo difícil, asequible lo inalcanzable y urgente lo eterno, eliminamos todas las barreras y condicionantes que antes nos impedían realizarnos hasta ese extremo. Ya hay pocas cosas que no podamos comprar y disfrutar en un tiempo record, estén donde estén.

El papel de la logística en este proceso es invisible, porque básicamente es facilitadora del proceso. Como los buenos árbitros, si no se habla de ella es que ha hecho bien las cosas. Si adquiere protagonismo, mal asunto. Puede que ese carácter que nos lleva a ser protagonistas necesarios pero invisibles, sea uno de nuestros mayores problemas. No tengo ninguna duda.

Nadie nos va a valorar nunca si nosotros mismos no somos capaces de sacar pecho y transmitir, con toda la humildad necesaria, que nuestra actividad es esencial y necesaria. Ni mejor ni peor que otras, simplemente igual.

Pero eso es algo que ni se improvisa ni sale gratis en un mundo en el que es complicado priorizar mensajes y hacerlos destacar en un enjambre inédito de canales que tratan la información como chorizos en una ristra infinita. Lo primero es interiorizar esa necesidad y, posteriormente, ponerse en manos de profesionales que sean capaces de dibujar una estrategia de comunicación a medida.

Como siempre que la oferta es amplia, hay mucha morralla que separar para poder llegar al meollo, pero les aseguro que vale la pena.