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Les deseo buenas noticias

El calendario, tan caprichoso como predecible, ha querido este año ensañarse con los jueves de diciembre, así que no voy a tener otra oportunidad de dirigirme a ustedes en primera persona hasta el año que viene. De esta forma, y aunque falte una eternidad para Año Nuevo, me van a permitir que dedique hoy esta columna a repasar lo que ha sido un ejercicio complicado, como mínimo.

  • Última actualización
    16 diciembre 2020 11:50

Propongo alejarme de los tópicos de los que estamos ya un poco hartos cuando nos referimos al año de la pandemia para detenerme exclusivamente en lo muy mal que he llevado y llevo el obligado alejamiento de las personas. Y no me sirven ni las videoconferencias ni las llamadas telefónicas multiplicadas por cinco. Este año nos ha obligado a separarnos, ya no sólo físicamente, sino también emocionalmente. Porque si el roce hace el cariño (y la herida), la distancia provoca el olvido, que es peor.

Estamos muy cómodos en la burbuja particular en la que nos hemos instalado, pero es necesario que tratemos de recordar todas aquellas cosas buenas que nos ha proporcionado la cercanía de las personas y que son absolutamente insustituibles, por más que algunos se empeñen en demostrar lo contrario.

Haciendo un ejercicio de reflexión en torno a 2020, salvando la evidencia de las trágicas pérdidas que hemos tenido que soportar, me gustaría concluir que ha sido un año que nos ha dejado cosas positivas, por lo menos en forma de enseñanza.

Además de reconocer la necesidad que tenemos unos de otros, este año que dejamos ha elevado a la categoría de esencial al sector logístico. Siempre hemos tenido claro, y no creo que sea egocentrismo, que nuestra actividad es mucho más de lo que somos capaces de transmitir, pero se trata de una certeza que no todo el mundo tiene tan clara, más bien al contrario.

Comienzan a romperse los tabús que decían que el trabajo debe ser presencial o que la producción requiere que la persona esté en un lugar concreto

Nos cabe la tristeza, imagino que compartida, de que a la declaración de actividad esencial no acompañen medidas, normativas y posicionamientos políticos que estén a la altura de la proclamada esencialidad. De hecho, me atrevo a decir que los diferentes colectivos que forman la cadena logística, todos, merecen un trato diferencial y prioritario. No explicaré mucho más, pero en este año 2020 ha habido transportistas que se han arruinado por tener que desarrollar su actividad esencial.

También en positivo destacamos que la logística no sólo es esencial en medio de un estado de alarma, sino que además se configura como una actividad fundamental y necesaria para la reactivación económica. Ya digo que motivos hay de sobra como para no tener que ir mendigando por los pasillos de los ministerios en busca, ya no sólo de reconocimiento, sino una mínima atención para, por ejemplo, arrojar luz sobre el complejo problema de la estiba en España, que en 2020 no ha hecho otra cosa que empezar a despuntar. Y sí, una de las mejores noticias que nos deja 2020 es que ya se está acabando.

En Diario del Puerto tenemos la sana costumbre de felicitar las fiestas y dar la bienvenida al año nuevo con uno de nuestros productos favoritos, el especial de Navidad. Les sugiero que este año no se lo pierdan. Como siempre digo, es una publicación hecha por personas para las personas, no hay más trasfondo. Aunque sólo sea por tratar de sentirnos un poco más juntos, les animo a que el próximo martes se dediquen un buen rato a disfrutar de él.

Y poco más que añadir, seguro que me he quedado corto hablando de las miserias de 2020, pero seguramente iba a necesitar muchas más páginas de las que estoy dispuesto a escribir, y ustedes a leer.

Les deseo de corazón Feliz Navidad, que por definición siempre trae buenas noticias, y un año nuevo bien cargado de ilusión, esperanza y trabajo.