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LOGÍSTICA · 6º Congreso AECOC de Smart Distribution.

AECOC alerta sobre los cuellos de botella y reclama coordinación para la última milla

  • Última actualización
    02 julio 2025 05:20

Bajo la premisa de adaptar el modelo logístico urbano a las nuevas demandas, normativas y retos sociales, AECOC ha elaborado un informe que plantea un panorama desafiante para el presente y el futuro de la última milla: más cuidado con los cuellos de botella y más coordinación normativa para garantizar la eficiencia normativa.

madrid. La distribución urbana de mercancías (DUM) está atravesando un momento de tensión estructural. Así lo evidenció el estudio presentado por AECOC la mañana de ayer en su 6º Congreso Smart Distribution, donde participaron representantes de 70 empresas líderes del sector B2B y B2C, incluidas firmas de alimentación, textil, paquetería, salud, horeca y tecnología.

En cuanto a los cuellos de botella, el informe señala que es necesario garantizar la operatividad y la eficiencia la DUM. El crecimiento sostenido de la demanda, especialmente vinculado al comercio electrónico, está provocando un aumento significativo del transporte urbano. Esta situación, lejos de estar acompañado de una mejora de infraestructuras, se ve agravado por tres factores estructurales: las restricciones de acceso cada vez más severas, la carencia de espacios adecuados para la carga y descarga, y el incremento sostenido de los costes logísticos, principalmente por renovación de flotas y complejidad regulatoria.

Según AECOC, el 70% de las empresas consultadas identifica las restricciones normativas (como las Zonas de Bajas Emisiones y los horarios limitados de carga y descarga) como el mayor escollo para su operativa. A esto se suma la diversidad de normativas por municipio, que genera incertidumbre, ralentiza procesos y reduce la competitividad logística. De hecho, un 60% de las compañías señala que esta falta de homogeneidad dificulta gravemente la planificación del reparto.

Según José Carlos Espeso, gerente de Movilidad y DUM de AECOC, tan solo el 3% del sector considera que las políticas actuales están alineadas con las necesidades reales del transporte urbano. En cambio, un 83% cree que es urgente una estandarización normativa, coordinada por las administraciones públicas y alineada con la hoja de ruta del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA).

El 83% del sector considera que es necesaria una estandarización normativa

Por ello, uno de los retos del futuro es que el contexto regulatorio será aún más exigente en los próximos cinco años. La nueva directiva europea de calidad del aire, prevista para 2030, endurecerá los límites de emisiones (PM10, NOx, etc.), lo que llevará al 81% de las ciudades a imponer nuevas restricciones si no se alcanzan los objetivos de calidad ambiental y seguridad vial.

Además, la transposición de estas normativas a nivel nacional y autonómico se percibe como problemática porque la realidad regulatoria española es, según el estudio, “muy diferente a la media europea” en términos de coordinación y eficacia. Por ello, los ponentes de la mesa redonda dedicada a la DUM coincidieron en que se necesita una normativa común y coordinada entre ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central, aunque siendo flexibles y respetando las diferencias de cada territorio.

Entre los nuevos retos se apuntan los peajes urbanos, las mayores restricciones de acceso y el rediseño del uso del espacio público. Y todo ello en un escenario donde el consumidor exige más inmediatez, más cercanía y más sostenibilidad, pero sin asumir los costes adicionales que implica esta complejidad logística. “Es necesario reinventar el reparto para el futuro de la última milla”, manifestó José Carlos Espeso.

Tendencias

Según los datos del estudio, las principales tendencias que marcarán el futuro de la DUM son la descarga nocturna (50%), el uso de lockers o puntos de conveniencia (47%), los modelos colaborativos de reparto (42%), microhubs y centros de consolidación urbana (42%) y reparto con vehículos alternativos como bicicletas de carga o motocicletas eléctricas (26%).

Los nuevos retos serán los peajes urbanos, las mayores restricciones de acceso y el rediseño del uso del espacio público

Estas soluciones, sin embargo, requieren inversión, voluntad institucional y, sobre todo, agilidad regulatoria. En palabras de José Carlos Espeso, “la transición hacia una logística urbana más eficiente y sostenible solo será posible si empresas y administraciones trabajan juntas en una hoja de ruta común”.

En esta línea, los ponentes trasladaron la importancia de la colaboración público-privada y la tildaron de “fundamental”. “Juntos tendríamos que armonizar la normativa, aunque sea flexible, porque si los procesos son simples y sencillos se pueden conseguir los objetivos planteados y así obtener la eficiencia de la que venimos hablando”, apostilló Diego Aparicio (IKEA). No obstante, también hay que tener en cuenta “la colaboración pública-pública y privada-privada”, mencionó el gerente de Movilidad de AECOC, José Carlos Espeso, durante su intervención.

Tecnología sí, pero insuficiente y sin un marco adecuado

Según el estudio realizado por AECOC, el 80% de las empresas ya ha incorporado sistemas de gestión de transporte (TMS) y estudia herramientas más avanzadas como softwares de optimización de rutas o TMS modulares. Además, el 70% accede a estas tecnologías a través de proveedores externos. Aun así, la tecnología no compensa por sí sola la falta de infraestructuras, ni elimina los cuellos de botella normativos. Un ejemplo claro es la renovación de flotas. Aunque se exige una transición hacia vehículos de bajas emisiones, más de la mitad de las compañías no ha renovado ni el 10% de su flota, y solo un 5% cuenta con más del 25% de sus vehículos en esta categoría. En consecuencia, el coste y la falta de ayudas efectivas explicarían esta lentitud.

Desde AECOC plantearon la necesidad de captar talento y retener al existente, con formación en tecnología. Los datos apuntaron que el 64% de las compañías apuesta por mejoras salariales y beneficios sociales, el 48% impulsa programas de formación y desarrollo, y el 42% aboga por flexibilizar horarios y condiciones.