Históricamente, las tasas de exportación crecen durante las épocas de crisis, sobre todo en los países emergentes. Para 2019, la apuesta pasa por mantener el foco en las exportaciones como estrategia de negocio, y ya no tanto como una solución de emergencia. Al parecer, la consigna será apertura, que, acompañada por las reformas domésticas que tanta influencia tienen en nuestro desarrollo, será muy bienvenida. En la actualidad, la presencia de Brasil en el comercio exterior internacional es testimonial, algo en torno al 1%. Somos un gigante tímido. Es una timidez fruto de la burocracia, del déficit de infraestructuras y de una mano de obra, en general, ineficiente.
Por eso, la generación de riqueza en Brasil pasa, necesariamente, por el aumento de la inserción del país en el comercio internacional, con el consiguiente aumento del flujo de exportaciones e importaciones. Este cronograma se está llevando a cabo en sintonía con las diferentes áreas del Ministerio de Economía y de todo el Gobierno. Como dijo el secretario de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales del Ministerio de Economía, Marcos Troyjo, “vamos a evitar errores del pasado y la descoordinación originada por la consideración de la política comercial como algo separado de política económica”.
Burocracia
Para alcanzar un porcentaje mucho mayor del comercio internacional como componente del PIB es necesario incrementar las exportaciones e importaciones. Y es que las grandes economías competitivas del mundo son, también, economías que importan mucho. En este sentido, el Gobierno de Brasil llevará a cabo movimientos coordinados, amplios y graduales de apertura, alineados con medidas de mejora tributaria, de simplificación burocrática y de refuerzo de los mecanismos de promoción comercial, entre otros.
Brasil mantiene tradicionalmente una baja presencia del comercio exterior en la composición del PIB, que oscila entre 0,9% y el 1,3%, un porcentaje muy pequeño para la que es la octava economía del mundo.
Una mayor participación de Brasil en el comercio global exige la construcción de soluciones armónicas, coherentes y enfocadas al futuro. Además de los ajustes internos, es importante mirar con atención la coyuntura internacional. Existe un desplazamiento del centro de gravedad del comercio mundial del Atlántico al Pacífico, con el consiguiente refuerzo de la importancia de las economías asiáticas, en especial China, la segunda economía del mundo.
Brasil y Estados Unidos son dos gigantes americanos en un momento favorable para alcanzar una mayor aproximación comercial. Es hora de incrementar las relaciones comerciales con Estados Unidos. Brasil necesita volver a ser un interlocutor, un importante socio comercial de esa economía que continuará, durante mucho tiempo, como epicentro de todo el sistema económico mundial.
Mientras tanto, China está a un paso de convertirse en la mayor economía del mundo. Por ello, debería facilitarse el tránsito de personas entre estas dos potencias. En ese sentido, el único movimiento que hemos registrado en Brasil, aún insuficiente, fue con India, con el e-Visa. Necesitamos simplificar el tránsito de capital intelectual entre estos países y no perder de vista a naciones como Canadá, Estados Unidos, Israel, Japón y Reino Unido, que tanto nos aportaría en términos de ciencia, tecnología e innovación.
Otro punto relevante son los obstáculos para el emprendimiento en Brasil. Se pierde una buena parte del tiempo cumplimentado formularios y en trámites burocráticos y administrativos. El emprendedor debería concentrar sus esfuerzos exclusivamente en el desarrollo de su negocio y de hecho, el Gobierno debería actuar como un socio de la empresas. Cuando se trata de operaciones de importación y exportación, debería haber una mayor simplificación burocrática.
INVERSORES EXTRANJEROS
En el caso de las infraestructuras sucede algo parecido. El transporte de mercancías en Brasil se produce principalmente por las carreteras, de las que existen aun demasiadas sin pavimentar. La red ferroviaria tiene también una gran importancia para nuestra logística. Su ampliación facilitaría en gran medida el transporte de diversas mercancías.
La situación de los puertos también es mejorable. Además de recursos, adolecen de gestión. No existen acciones corporativas efectivas, lo que los puede hacer proclives a la corrupción y rebajar el interés de los inversores extranjeros. En esta situación, el reciente anuncio del Gobierno de llevar a cabo varias licitaciones de puertos será una positiva iniciativa para resolver los actuales problemas.