La incubadora está ubicada en la tercera planta del edificio del Consorci y ocupa un espacio de 600 metros cuadrados. “La idea es incubar, durante cinco años, cien empresas, sin embargo, este primer año ya llevamos 31 compañías, por lo que vamos a superar los objetivos previstos iniciales”, afirma Pere Navarro, delegado especial del Estado en el Consorci.
“Se trata de dar un servicio a las empresas que están empezando a explorar y experimentar con la impresión 3D y prepararlas para salir al mercado de manera competitiva. Tenemos empresas de todo tipo: del ámbito de la medicina, que fabrican prótesis a medida, de fabricación de joyas, instrumentos musicales, otra que hace piezas para motos, para material deportivo, e incluso para hacer gafas a medida a través de un escaneo facial, entre muchas otras”, explica. El delegado especial del Estado en el CZFB relata que “se fabrica en 3D con diferentes materiales, como poliamida, resina, plástico, y el sobrante se aspira y se vuelve a situar como materia prima, por lo que no se generan muchos residuos”. En definitiva, “estamos frente a una revolución”. Es un sistema que ofrece “diferentes utilidades, diferentes materiales, y grandes posibilidades de futuro”, asegura Navarro.
El 3D Factory Incubator, inaugurado el pasado mes de abril.