Señalábamos en nuestro sección de Destacados del pasado mes que el debate sobre la necesidad de reencauzar el ascenso de la deuda pública en Occidente estaba en marcha, de manera más calmada (pero no necesariamente menos conflictiva en el fondo) en la Eurozona y con la amenaza del inicio de un potencial impago de la misma en Estados Unidos.
El gráfico adjunto muestra el enorme incremento del endeudamiento público en las pasadas dos décadas, cuatro veces más intenso en Occidente que en el resto del mundo. El deterioro de las finanzas públicas en Estados Unidos ha sido mayor que en Europa, aunque las cifras de los países del sur de la Eurozona, por ejemplo España, tienen más similitud con las estadounidenses que con las mucho más moderadas del centro y el norte europeos
Que semejante aumento de la deuda pública se haya producido en tiempos de paz carece de precedentes históricos. Ciertamente, en estas dos décadas se han producido una de las recesiones más severas que se recuerdan, una pandemia de proporciones bíblicas y un conflicto bélico concentrado en lo geográfico pero de repercusiones globales por su impacto sobre los precios y el abastecimiento de materias primas críticas. Pero, en realidad, las mayor parte de los años del periodo han sido de crecimiento económico, y, sin duda, revertir el poco dinamismo del mismo es una clave esencial para que la deuda no nos ahogue.
Precisamente, la información adicional que aparece en el gráfico nos orienta a por qué el problema del exceso de endeudamiento público se ha vivido con bastante despreocupación por parte de gobiernos y ciudadanos. El pago de intereses, en relación al PIB, de esos volúmenes crecientes de deuda se ha mantenido constante e incluso se ha reducido entre el principio y el final de estas dos décadas del siglo XXI. Así que tenemos más deuda pero pagamos menos por el total de la misma. No hay problema.... pero en realidad, sí lo hay.
Lo anterior solo ha sido posible por la extrema y continuada expansión monetaria de los Bancos Centrales desde 2008, con la compra de deuda pública como arma principal. Pero los graves costes de esos excesos monetarios son ya muy perceptibles, y tal laxitud ha mutado rápidamente en restricción.
Eliminada la expansión monetaria, y también la inflación disparada del último par de años habrá de abordarse la necesidad de reducir esos niveles de deuda. Y ello exige una combinación de contención fiscal y de implementar las reformas estructurales necesarias para intensificar el crecimiento económico. Respecto a la también preocupante evolución de la deuda en China, igualmente recogida en el gráfico, nos remitimos al lector a la sección de La Pregunta, en el espacio inferior.