Puig, compañía que empezó su andadura hace más de un siglo de la mano de Antonio Puig, está inmersa en un plan estratégico que tiene como fin situar a esta empresa familiar entre los tres primeros fabricantes del mundo de perfumería selectiva en el año 2020. Puig, que sigue fabricando la mayoría de sus perfumes en Barcelona aunque controla marcas internacionales de lujo como Carolina Herrera, Nina Ricci o Jean Paul Gaultier, pretende alcanzar esta meta con la expansión continua de su presencia en la categoría de fragancias de alta gama, tal y como explicó Marc Puig a los socios del Propeller Club de Barcelona durante el acto de entrega del galardón.Puig, que en 2020 quiere alcanzar una cuota de mercado del 12% frente al 8,6% del 2014, no solo trabajará en el crecimiento de las marcas que controla en la actualidad, sino que no descarta compras en el sector siempre que éstas permitan a la empresa reforzarse en moda y perfumería de lujo.La compañía seguiría así la política de los últimos años, cuando se ha hecho con marcas como Penhaligon's y L'Artisan Parfumeur, el 25% de Textil Lonia, propietaria de marcas como CH Carolina Herrera y Purificación García, o los perfumes de Jean Paul Gaultier.En la actualidad, Puig vende sus productos en más de 140 países y facturó 1.508 millones de euros en 2014, con un crecimiento del 0,6% respecto a 2013. Por su parte, el beneficio neto se situó en 177 millones de euros, un 0,8% más que el año anterior.Como explica la propia compañía, y a pesar de ser todavía una empresa familiar, Puig ha integrado en sus órganos de gestión a personas de distintos contextos y disciplinas, contando con "un equipo directivo compuesto principalmente por profesionales y asesores independientes altamente reconocidos y respetados en sus respectivos campos".Esta filosofía ha permitido a la empresa crecer y situarse entre las grandes firmas de perfumería del mundo, explicó Marc Puig, quien agradeció al Propeller Club de Barcelona el premio concedido en reconocimiento a la labor de una empresa que empezó hace muchos años, más de un siglo, y que, entre otros hitos, lanzó al mercado el primer lápiz de labios hecho en España.Este año, Puig espera tener un crecimiento moderado de un dígito, ligeramente por encima del mercado, gracias a su apuesta con lanzamientos. En rentabilidad se prevé un impacto negativo como consecuencia de la inversión inicial necesaria para preparar la correcta integración de Jean Paul Gaultier. Ésta también afectará negativamente a los resultados de la compañía en 2016, un año de transición.A nivel geográfico, Puig estima que en 2017 contará con cerca del 50% de su negocio en mercados emergentes.Dentro del compromiso de Puig con su entorno, la empresa tiene un plan de sostenibilidad que se centra en cuatro áreas de actuación: el diseño de producto, el abastecimiento sostenible, una logística responsable y unas fábricas y empleados concienciados con el medio ambiente.