En el panorama latinoamericano, entre otros muchos hechos y factores, la ampliación del Canal de Panamá ha traído aparejada nuevas oportunidades y beneficios económicos no solo para Panamá sino también a los países vecinos. Colombia, por ejemplo, ha invertido en sus puertos y aeropuertos en previsión de nuevas oportunidades para el transbordo de mercancías y en el Caribe, Jamaica está trabajando en la mejora de sus infraestructuras en su objetivo de convertirse en un hub logístico en el área. Sin embargo, aún es pronto para saber cual podrá ser la influencia en la región del proyectado Canal de Nicaragua.Mientras tanto, Brasil y México continúan siendo las potencias indiscutibles de la región latinoamericana. Ambos estados abarcan conjuntamente más del 60% del Producto Interior Bruto de América Latina y muchas de las actividades logísticas que se desarrollan en la región y de las previsiones de crecimiento para la misma se circunscriben a estos dos países. Hay que hacer notar también que México ha superado a Brasil como principal fabricante de automóviles, en tanto en cuanto la producción brasileña se ha visto afectada por los problemas económicos ya que la importación de automóviles representa ya una actividad más barata que la producción local.Un ejemplo de cómo las regulaciones gubernamentales y las políticas fiscales pueden afectar a la industria y al comercio lo muestra el sector de la fabricación de productos de alto contenido tecnológico en la región argentina de Tierra del Fuego, que se ha convertido en un importante núcleo productivo gracias a sus bajos costes laborales. Y todo ello a pesar de que se encuentra a más de 3.000 kilómetros de distancia de Buenos Aires, el principal mercado consumidor del país.Asimismo, la elevada producción agrícola de Latinoamérica convierte a la región en un mercado con gran potencial para la industria de la logística del frío. Colombia es el segundo exportador mundial de flores y las recientes mejoras introducidas en sus aeropuertos han impulsado notablemente el crecimiento del comercio de estos productos. Además, la manipulación de productos farmacéuticos y de pruebas médicas está creciendo en la región a través de operadores farmacéuticos, así como de operadores logísticos globales.
Dependencia de EE.UU.Los principales socios comerciales de Latinoamérica continúan siendo EE.UU. y Europa aunque China y otros mercados emergentes, como Oriente Medio y África, están incrementando su cuota de mercado. A pesar de ello, México se beneficia de su dependencia del mercado estadounidense. Gracias a la NAFTA, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, las compañías multinacionales se han relocalizado en este país para beneficiarse de todas las ventajas fiscales y la proximidad física a EE.UU. En particular, las industrias de automoción y de electrónica en México se han beneficiado muy claramente ya que los costes laborales y de transporte han alcanzado en México niveles incluso más bajos que en China. Sin embargo, dicha dependencia de EE.UU. puede convertirse al mismo tiempo también en un obstáculo, tal y como México ha podido comprobar en los últimos años a consecuencia de las turbulencias producidas por la crisis económica. En consecuencia, el país azteca ha alcanzado numerosos acuerdos de libre comercio con otros países, como una manera de rebajar dicha dependencia respecto a EE.UU.El comercio en la región latinoamericana vive un momento de crecimiento aunque su disposición geográfica, sus problemas relativos a las infraestructuras y los diferentes requisitos en frontera, así como los aspectos fiscales, hacen que ello no sea una tarea sencilla. Todos los factores antes descritos hacen incurrir en unos mayores costes de transporte.Un ejemplo paradigmático de lo que representan las infraestructuras de transporte en Latinoamérica es la autopista Panamericana, que fue creada para tratar de conectar por carretera Norteamérica con América Central y del Sur. Incluida en el Libro Guinness de los Récords como la mayor carretera transitable del mundo, la Panamericana une, oficialmente, México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Sin embargo, otras autopistas conectadas a ella permiten la ruta hacia Alaska, al norte, y hacia Argentina, al sur.La Panamericana consiste en una sucesión de carreteras que siguen a menudo viejas rutas ya consolidadas. La autopista parte de un planteamiento cooperativo en el que cada país tiene jurisdicción propia sobre el diseño, el mantenimiento o la construcción de su parte. La principal instancia de coordinación es el Congreso de la Autopista Panamericana, que se reúne una vez cada cuatro años.El estado de las carreteras difiere mucho entre las distintas regiones. En algunas áreas, especialmente en las más próximas a las grandes ciudades, la autopista está bien pavimentada y señalizada, mientras que en algunas zonas remotas, no es más que una pista de tierra y algunos tramos son intransitables durante una buena parte del año. Sin embargo, dado que es cada país el responsable del mantenimiento de la carretera dentro de su jurisdicción, el despacho de aduanas y los impuestos varían ampliamente entre un país y otro. Todo ello no viene sino a poner de relieve una realidad, la latinoamericana, que presente grandes oportunidades de desarrollo pero que aún debe superar muchas dificultades para lograrlo.
Adaptación al medioSe ha hablado largo y tendido de las oportunidades logísticas que ofrece Sudamérica. Sin embargo, dicho debate es seguido inmediatamente por un "sin embargo". En efecto, se trata de una región que presenta unas fantásticas oportunidades para el desarrollo. Es un exportador líder de materias primas agrícolas y mineras, un productor líder de automóviles y posee una ubicación estratégica para las industrias farmacéuticas. Los distribuidores globales están tomando posiciones en áreas metropolitanas de Brasil, Argentina y Chile, lo que unido a la cercanía a EE.UU, su principal socio comercial, les reporta indudables ventajas. Sin embargo, aún siguen siendo frecuentes las informaciones que hablan de huelgas de camioneros, de redes ferroviarias que no llevan a ningún lado, de los señores de la droga, de violencia, corrupción, de grandes déficits financieros y de leyes gubernamentales que presentan serias trabas a la inversión y al comercio.En cualquier caso, las oportunidades que ofrece Sudamérica compensan sobradamente los aspectos negativos. Para lograr el éxito es necesario adaptarse a las particulares condiciones de la región. Un ejemplo es el ofrecido por el Consejo de Profesionales de Gestión de la Cadena de Suministro (CSCMP): a pesar de que el tiempo de tránsito de un contenedor de 20 pies entre México o Colombia a Brasil es de entre 20 y 23 días, unos 10 días más corto que si fuera enviado desde China o Hong-Kong a Brasil, sin embargo tiene prácticamente el mismo coste. Es por ello que los operadores logísticos están aplicando soluciones multimodales para rebajar tales costes así como los tiempos de entrega.Dadas las diversas complejidades que coexisten en Latinoamérica, la mayor parte de las grandes compañías logísticas que operan en la región han segmentado sus organizaciones de cadena de suministro en grupos regionales, diseñados para equilibrar el tamaño de los mercados, las similitudes culturales y el coste y la facilidad para el movimiento de las mercancías a través de las fronteras internas dentro de cada grupo. Así, cabría definir cuatro grandes grupos geográficos, tales como Norteamérica y Centroamérica, incluyendo los países del Caribe y México; Brasil; la región andina del norte y el Cono Sur. Dichas zonas abarcan cinco zonas horarias diferentes; varios idiomas, culturas y sistemas políticos; grandes distancias; barreras geográficas y diferentes tratados de libre comercio