A medida que nos acercamos a la mitad de este 2018, parece cada vez más claro que nos encontramos ante una transición en relación a la ola de digitalización y automatización que inunda la industria marítima. En los últimos años hemos asistido a una abundante mezcla de grandes visiones y de palabras de moda en torno a la inminente transformación digital. En 2017, de forma especial, estos temas afloraron al primer plano en prácticamente todas las conferencias y eventos de la industria, sin mencionar las reuniones de los consejos de administración y a otros niveles en las propias compañías que participan en la cadena de suministro del contenedor.Cuando uno pregunta por qué sucede esto, la respuesta parece obvia. La introducción de estas nuevas tecnologías asegura costes de operación reducidos, un mayor rendimiento y mantiene la promesa de ganancias aún mayores. No es que haya nada de malo en lo obvio, pero ¿hasta qué punto vemos que se están produciendo verdaderas transformaciones? MaduraciónEn primer lugar, debemos distinguir entre el hardware automatizado (algunos dirían dispositivos IoT) y el proceso de digitalización. El auge del hardware ha sido impulsado por los precios cada vez más bajos para el hardware combinado con el hecho de que gran parte de la tecnología utilizada para la automatización no está desarrollada exclusivamente para la industria marítima, sino que está aprovechando la tecnología desarrollada también para otras industrias, como los automóviles autónomos, la tecnología de baterías y equipos industriales automatizados. En este contexto, estamos viendo de hecho un impulso de automatización genuinamente nuevo dentro de la industria.En el tema de la digitalización, la respuesta no es tan clara. En cuanto a muchas de las iniciativas que han ganado protagonismo en 2017, existen dos elementos importantes. El primero es que la mayoría no se inició en 2017. En su lugar, se lanzaron en el período 2012-2016. Esto indica que, a pesar del aparente y repentino auge de la digitalización, se trata del resultado de varios años de preparación de la base para estos conceptos.
Uso de la tecnologíaEn segundo lugar, y lo que es más importante, es difícil ver conceptos nuevos e innovadores entre ellos. Esa es, por supuesto, una declaración provocadora, y probablemente sea discutida por prácticamente todas las compañías mencionadas. Y, naturalmente, cada nuevo concepto tiene elementos que diferirán de las encarnaciones previas de la misma idea. Pero esencialmente todas estas ideas se han lanzado antes en el período que va desde los días de la burbuja de las "puntocom" en los 90 hasta la crisis financiera. Y con algunas excepciones como INTTRA y CargoSmart, por ejemplo, ninguno de estos tuvo mucho impacto.Sin embargo, esto es además el punto principal en este contexto. La parte importante es que, fundamentalmente, el aumento de la digitalización visto en 2018 no tiene a la tecnología como su principal impulsor. Generalmente, se habla de la tecnología, pero lo más importante que hemos comenzado a ver es la visión de la industria sobre cómo usar la tecnología. Cada vez más vemos el lanzamiento de proyectos piloto en los que no solo las herramientas, sino también los modelos de negocio aún no están completamente implementados. En cambio, se invita a los clientes a participar en las pruebas y el desarrollo posteriores. Y el enfoque está cambiando a cómo las nuevas herramientas pueden resolver problemas reales.
Valor comercialY esto nos lleva de vuelta a la automatización. Desde una perspectiva de ingeniería, es difícil no quedar impresionado por lo que se puede lograr en términos de diseño de terminal automatizada y buques no tripulados. Pero si miramos hacia adelante, es probable que veamos en mayor medida cómo se combinan las agendas digitales y automatizadas, con el enfoque comercial de la digitalización tomando la delantera. Los equipos automatizados se evaluarán, incluso más que en la actualidad, en función de si pueden generar un valor comercial real. Y aquí yace un punto importante. No es suficiente que se pueda demostrar que cierta pieza de equipo automatizado tiene, por ejemplo, un potencial de ahorro. La implementación de ese equipo también debe ir acompañada de un cambio en los procesos comerciales asociados, ya que de lo contrario el valor permanece sólo teórico.La lección aprendida de la digitalización hace una década es que el valor comercial debe ser el motor, de lo contrario los proyectos no tendrán valor. En el ámbito de la automatización de terminales, esto ya se está haciendo evidente, ya que el predominio no se centra en la automatización completa, sino en la automatización, donde existe un caso comercial real beneficioso asociado con los cambios en el proceso.En el caso de los buques autónomas, es igualmente probable que la atención se desplace más hacia buques feeder y barcazas más pequeñas, mientras que el desarrollo de grandes buques autónomos oceánicos quede para más adelante.En la agenda digital, 2018 es un año donde los numerosos conceptos que surgieron en el período 2016-2017 se están probando realmente en el mercado. Esto también significa que el final de 2018 se convierta probablemente en el momento crucial para muchos de estos. ¿Resistirán los conceptos la prueba del mercado en términos de valor comercial, o se quedarán sin inversión? Después, todo hace indicar que 2019 sea el año en el que los conceptos exitosos comiencen a crecer en serio.