MADRID. Ayer, la mesa redonda de ALACAT dedicada a la influencia de la situación geopolítica en las cadenas logísticas coincidió en que España debe ser el facilitador de la gran apuesta de Europa por América Latina.
Carlos Delgado-Marín, vicepresidente de la Asociación de Agentes de Carga y Aduana de Venezuela (ASOCAV), subrayó cómo la pugna entre Estados Unidos y China ha generado una ola de incertidumbre que trastoca no solo los flujos marítimos, sino también los precios, las reservas de espacio y las políticas de stock.
Delgado-Marín se centró en el caso estadounidense, destacando que el objetivo de fondo no es solo el desequilibrio comercial, sino la reconstrucción de su base industrial. “Estados Unidos cometió el error en los años 80 de externalizar su producción a China bajo una lógica de just-in-time. Ahora busca la independencia económica, lo que pasa necesariamente por aplicar medidas proteccionistas”, explicó. Citó ejemplos como los aranceles, los subsidios al acero y al automóvil, y la relocalización estratégica de sectores críticos como los semiconductores.
También advirtió que este nuevo ciclo de relocalización (nearshoring y friendshoring) abre oportunidades para América Latina, pero solo si la región logra aprovechar su cercanía geográfica, talento y recursos naturales con visión estratégica.
Ricardo Valero, CEO de Valero y Valero, contextualizó el momento actual como parte de un reordenamiento global del poder político y económico. “Estamos entrando en una etapa en la que ya no hay un solo líder. La hegemonía estadounidense está siendo contestada por China”, afirmó.
Valero defendió que el proteccionismo puede ser válido como fase inicial para fortalecer industrias emergentes, pero debe estar acompañado de una estrategia a largo plazo que evite el aislamiento. “Lo que hizo Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial, o Japón y Corea del Sur en décadas pasadas, fue proteger industrias para luego competir globalmente. Eso es lo que hoy busca EE.UU.”.
Desde el punto de vista logístico, señaló que el reposicionamiento industrial (con nuevas plantas en México, Europa del Este y el Sudeste Asiático) implicará cambios en las rutas marítimas y aéreas, y una creciente necesidad de adaptar infraestructuras y procesos aduaneros. También hizo hincapié en la presión sobre materias primas estratégicas (como el litio o las tierras raras), un fenómeno que ya está generando tensiones entre grandes bloques comerciales.
Por su parte, Marta Prado, CEO de INCOTRANS aportó la visión europea, aludiendo a un momento en que la UE intenta redefinir su papel estratégico tras años de dependencia energética (de Rusia), tecnológica (de EE.UU. y Asia) e industrial (por deslocalización). “Nos hemos llevado una bofetada geopolítica. Ahora es el momento de actuar”, afirmó.
Prado explicó cómo iniciativas como la Ruta de la Seda china o el renovado interés de EE.UU. en América Latina están reconfigurando los corredores logísticos globales. En ese escenario, defendió que España tiene un papel clave dentro de la Unión Europea para impulsar una mayor cooperación con América Latina. “Tenemos la cercanía cultural, el conocimiento del mercado, las redes empresariales y una posición geográfica privilegiada. Lo que falta es voluntad política y presión efectiva en Bruselas”.
Además, la CEO de INCONTRANS planteó la necesidad de una política exterior económica común en la UE, que incluya criterios fiscales, industriales y logísticos, y que deje de depender exclusivamente del modelo alemán de exportación. “Somos una unión aduanera pero no fiscal, no lo olvidemos”, añadió.