El Santiago Bernabéu ha acogido esta mañana el Live Logistics Congress, un evento de referencia para el ecosistema logístico en España. Este encuentro ha reunido a alrededor de 120 profesionales y ha tenido como objetivo explorar las tendencias clave, la tecnología y la innovación que están transformando el sector, además de generar oportunidades de networking.
MADRID. En el evento organizado por la Cámara de Comercio de Madrid, el presidente de UNO, Francisco Aranda, ha señalado que “sin la tecnología es imposible hacer frente a nuevos requerimientos de los clientes”. Aranda ha explicado que todo impacta directamente en la cadena de suministro, “y a pesar de lo que ocurre, el consumidor final no ha notado las interrupciones de los conflictos que se han producido en la misma, esa que permite el abastecimiento y que la población esté tranquila”.
En este sentido, ha señalado que, en muy poco tiempo, los profesionales han tenido que formarse en tecnología para adaptarse a los cambios, a través de la gestión de datos y la automatización. “La clave es poder adelantarnos a la presión del consumidor, y posteriormente tener esa visión exacta de cómo se está comportando la cadena de suministro para poder reaccionar en cualquier momento”.
El presidente de UNO recordó que España gestionó en 2019 un total de 538 millones de envíos, cinco años después, en 2024, gestionó 1.303 millones de envíos, es decir, un incremento del 240% en tan solo cinco años. “Y esto ha sido gracias a dos cosas: hemos tenido que agilizar y acelerar nuestra transformación digital de forma muy importante, y también gracias al capital humano que ha sabido adaptarse y utilizar la inteligencia tecnológica”.
Aranda ha querido añadir que los avances en digitalización no significa que no se valore el capital humano, pues “no ha habido un descenso en el capital de su contratación. Concretamente se contrataron 37.000 personas el último año”.
Automatización y empleo: “transición con ética y sentido común”
La automatización ya no es una promesa del futuro: es una realidad que está irrumpiendo en todos los sectores, transformando procesos y, sobre todo, el mercado laboral. Su llegada está provocando una redefinición de los puestos de trabajo, donde las funciones tradicionales se ven desplazadas o eliminadas, pero también donde surgen nuevas oportunidades que exigen perfiles más especializados y con conocimientos tecnológicos cada vez más elevados. Así lo plantearon en la mesa redonda compuesta por Sébastien Colledani, director de Innovación y Estrategia en GXO; Óscar Garreta, consultor de Vanderlande; José María Toro, director de Operaciones de Sqrups!; Alberto Salvador, director de Desarrollo de AutoStore; y Vicente Ramírez, responsable de Proyectos de Operaciones en Conway.
Lejos de plantearse como una amenaza absoluta, la automatización debe entenderse como una herramienta al servicio de la eficiencia, la calidad y la sostenibilidad de las empresas. Sin embargo, su impacto en el empleo no puede obviarse: “habrá roles que desaparezcan y otros que se transformen profundamente. Esta transformación no será neutra, ni social ni éticamente, y por eso debe ser gestionada con responsabilidad”, coincidieron.
Una de las claves de esta transición está en el tipo de empleo que la automatización tiende a sustituir. “Muchos de los puestos en riesgo son trabajos duros, mal remunerados o invisibles, pero esenciales para el funcionamiento de las organizaciones. Automatizarlos puede suponer un avance en eficiencia, pero también conlleva un riesgo si no se acompaña de políticas claras de formación, reconversión y reinserción de estas personas en los nuevos entornos digitales. La automatización no puede ser una herramienta de exclusión”, señaló Sébastien Colledani.
En este contexto, es fundamental abordar esta transición de forma progresiva, con sentido común y desde una gestión estratégica del cambio. Las empresas tienen un papel clave en este proceso. Deben diseñar planes de reciclaje profesional para que sus equipos puedan adaptarse a los nuevos modelos de trabajo. La ética empresarial se convierte en un eje imprescindible, “la ética no se puede operar, pero sí se puede incorporar como principio rector en todas las decisiones estratégicas, especialmente en aquellas que afectan al capital humano”. Por lo que la automatización no debe ser sinónimo de sustitución, sino de redefinición de roles.
Las habilidades más demandadas según los expertos serán: “capacidad de adaptación, la gestión de equipos diversos, y el entusiasmo para navegar la complejidad con visión y actitud positiva”.