Marc Vergés
La logística ha experimentado una revolución sin precedentes en los últimos 25 años, gracias a la adopción de tecnologías innovadoras que están transformando la forma en que se gestionan y mueven mercancías en todo el mundo. Desde la automatización de almacenes hasta la optimización de rutas de entrega, la innovación en la logística está teniendo un papel crucial en la eficiencia y competitividad de las cadenas de suministro. Y es por esto por lo que todas las empresas, grandes y pequeñas, tienen claro que su desarrollo irá ligado a la innovación. “En general, los gerentes de las empresas solo tenían en cuenta la gestión de la compañía. Ahora es imprescindible la gestión, pero también la innovación para hacer avanzar la empresa”, enfatiza el director gerente de Logistop, Tomás de la Vega.
La tecnología ha sido una herramienta fundamental en la evolución de la logística. La introducción de sistemas de gestión de almacenes ha permitido un control y seguimiento más precisos de los productos en tránsito. La adopción de sistemas de gestión de transporte ha optimizado la planificación de rutas y la asignación de vehículos, reduciendo costes y tiempos de entrega.
La utilización de sensores y dispositivos IoT ha revolucionado la visibilidad de la cadena de suministro, permitiendo un control en tiempo real de la ubicación y condiciones de los productos. Esto no solo ha mejorado la seguridad de la carga, sino que también ha facilitado una respuesta más rápida ante situaciones imprevistas.
Además, la automatización ha llegado para quedarse en el mundo de la logística. Desde robots autónomos, que realizan tareas de picking en almacenes, hasta sistemas de clasificación automatizada, la robótica está optimizando la eficiencia de los centros de distribución.
Por su parte, la optimización de rutas es esencial para minimizar los costes de transporte y reducir el impacto ambiental. Las soluciones de optimización de rutas utilizan algoritmos avanzados para determinar la mejor forma de entregar productos a múltiples destinos, teniendo en cuenta factores como el tráfico, las restricciones de peso y las preferencias del cliente.
Además, la gestión de flotas ha experimentado avances significativos con la incorporación de sistemas de seguimiento GPS. Estos sistemas permiten a las empresas monitorear el rendimiento de sus vehículos en tiempo real, lo que lleva a una mayor eficiencia operativa y ahorros significativos en combustible.
“Tenemos multitud de tecnologías disruptivas que nos permiten mejorar la eficiencia en el transporte, pero ahora es el momento de encontrar la fórmula para combinarlas de manera ágil, resiliente y sostenible”, comenta Ramón García, director general de CITET. “Ahora ya sabemos el qué y tenemos que encontrar el cómo”, añade García.
“Tenemos multitud de tecnologías disruptivas que nos permiten mejorar la eficiencia en el transporte, pero ahora es el momento de encontrar la fórmula para combinarlas de manera ágil, resiliente y sostenible”
“La infraestructura de carga para vehículos eléctricos y de hidrógeno necesita expandirse y mejorarse para respaldar la transición hacia una flota de cero emisiones”
Hacia las cero emisiones
Uno de los principales retos de la innovación logística es lograr el objetivo de emisiones cero para 2050. Tecnologías como los vehículos eléctricos, híbridos y de hidrógeno están transformando la forma en que se mueven las mercancías. Los camiones y furgonetas eléctricas, por ejemplo, ofrecen una alternativa más limpia y eficiente a los vehículos diésel convencionales. O los paneles solares que se ponen en techos de almacenes para poder generar hidrógeno que propulsen las carretillas de dentro de la nave.
Además de la electrificación de la flota, la logística sostenible también se enfoca en la optimización de rutas y la consolidación de cargas. Mediante el uso de tecnología avanzada, las empresas pueden planificar rutas más eficientes y evitar viajes innecesarios, lo que no solo reduce las emisiones, sino que también mejora la eficiencia operativa.
“La gestión de la demanda y la consolidación de cargas son estrategias clave para minimizar los impactos ambientales. Al agrupar envíos y evitar entregas fragmentadas, se reducen los viajes y, por lo tanto, las emisiones de carbono asociadas”, comenta Ramón García. Esta práctica, además, también tiene beneficios económicos, ya que disminuye los costes de transporte.
La sostenibilidad en la logística no se detiene en el transporte; también se extiende a las instalaciones de almacenamiento y distribución. Los centros de distribución modernos están diseñados con un enfoque en la eficiencia energética, utilizando tecnología de vanguardia para minimizar el consumo de recursos y las emisiones de carbono.
“Si bien estos avances son prometedores, aún hay desafíos por superar. La infraestructura de carga para vehículos eléctricos y de hidrógeno necesita expandirse y mejorar para respaldar la transición hacia una flota de cero emisiones”, subraya Tomás de la Vega. Además, comenta de la Vega, “se requiere una mayor inversión en investigación y desarrollo de tecnologías sostenibles”.
Reparto urbano
Desde principios de esta década, las grandes ciudades de España van implementando sus Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) buscando restringir el acceso de los vehículos más contaminantes o sólo permitir el acceso de vehículos de bajas emisiones, como es el caso de las bicicletas, vehículos de micro movilidad, híbridos normales, los enchufables o los eléctricos puros, con el propósito de reducir la contaminación del aire.
A estas restricciones en las grandes ciudades, especialmente en sus centros, hay que sumarle la implosión del e-commerce, todo un reto para la gestión de la logística urbana. Si antes de la pandemia de cada diez furgonetas que entraban a las ciudades cuatro eran para entrega de mercancía en hoteles, bares y restaurantes (canal HORECA) y solo 1 para el ecommerce, ahora de cada diez ya son dos de ecommerce y siguen siendo cuatro de HORECA.
Ante este reto, las plataformas están desarrollando proyectos no solo de vehículos eléctricos, sino también de construcción de hubs urbanos para facilitar la distribución en todas partes de la ciudad.
Para Ramón García, hay dos puntos clave a la hora de buscar la solución óptima en el reparto urbano. En primer lugar, visibilizar su importancia. A raíz de la pandemia, el foco mediático también se puso en la logística y gran parte de los ciudadanos se dieron cuenta de la relevancia del sector. Pero “aún hay camino por recorrer”, comenta García.
Por otro lado, el experto indica que es crucial consensuar una definición e identificar las necesidades de cada uno de los modelos de distribución urbana de mercancía. Así lo hicieron, por ejemplo, desde CITET, juntamente con el Ayuntamiento de Madrid y con el Centro Español de Logística, entre otras instituciones, en el Estudio de viabilidad para el desarrollo de soluciones logísticas el año 2017.
Las empresas también deben atender al reto de la colaboración. “Por ahora las empresas son muy reticentes a colaborar con su competencia y tenemos que encontrar la manera de conseguir compartir datos sin que la competencia tenga acceso completo a ellos”, comenta Tomás de la Vega, director gerente de Logistop, que añade que “hay tecnología de sobra para hacerlo, ahora falta la disposición de las personas”. Y es que como señala de la Vega, el reto de la colaboración entre empresas que son competencia pasa más por un cambio de mentalidad que por la búsqueda de tecnologías que lo permitan.
“El nuevo modelo logístico pasa por planearse nuevas formas de operar, pero lo que está claro es que todo lo que hagamos tiene que ser colaborando entre nosotros”, asegura Ramón García, director general de CITET. Con esta colaboración no solo se pueden optimizar los recursos, compartiendo instalaciones, flotas de transporte, almacenes y tecnologías, lo que conduce a una utilización más eficiente y ahorro de costes, sino que también pueden beneficiarse de la experiencia y el conocimiento de otros en el desarrollo de soluciones innovadoras.
Además, trabajar colaborando entre compañías puede acelerar el ritmo de la innovación al aprovechar el conocimiento y las habilidades de todas las partes interesadas hace avanzar de manera más rápida el uso de tecnologías disruptivas y prácticas logísticas avanzadas.
La colaboración entre empresas del sector logístico también incluye la participación en redes de intercambio de información sobre ciberamenazas, con medidas proactivas para fortalecer la seguridad de la industria en su conjunto.
La innovación logística no solo se enfrenta al desafío de reducir su huella de carbono e impulsar la competitividad, sino que también debe proteger sus operaciones y datos contra amenazas de los delincuentes digitales.
A medida que la industria se digitaliza y depende cada vez más de la tecnología, la ciberseguridad se ha convertido en un aspecto imprescindible para garantizar la integridad y la continuidad de las operaciones logísticas.
Los sistemas logísticos se vuelven más interconectados y dependen de plataformas digitales para la gestión de inventarios, rastreo de envíos y optimización de rutas, y esto también provoca que aumente la exposición a posibles ataques cibernéticos. La interrupción de las operaciones o el acceso no autorizado a datos sensibles pueden tener un impacto significativo en la eficiencia y la seguridad de la cadena de suministro. “La ciberseguridad se ha convertido en un aspecto básico a tener en cuenta en las empresas”, comenta Ramón García, director general de CITET. “La seguridad se pierde siempre por el eslabón más débil de la cadena logística y es por ello que todas las empresas, desde las más grandes hasta las más pequeñas tienen que poner de su parte para protegerse de ciberataques”, añade el experto.
Así, las empresas logísticas deben establecer protocolos de seguridad robustos que incluyan medidas como el cifrado de datos, sistemas de autenticación fuerte y cortafuegos avanzados. Además, la formación de empleados en buenas prácticas de ciberseguridad es esencial para crear una cultura de conciencia y protección.
En este sentido, Tomás de la Vega, director gerente de Logistop, recuerda que todas las empresas son susceptibles de recibir ataques, también las más grandes, “pues la seguridad absoluta no la tenemos, quienes se dedican a la ciberdelincuencia son como los virus, van más rápidos que las vacunas y es por ello por lo que siempre tenemos que estar encima de este tema”.
La vigilancia constante de la red y la detección temprana de posibles amenazas son cruciales para disminuir el impacto de un ataque cibernético. Por ello, la implementación de sistemas de monitoreo y análisis de tráfico puede ayudar a identificar actividades sospechosas y responder de manera efectiva.
Además, contar con un plan de respuesta ante incidentes y un plan de recuperación de desastres es fundamental en caso de que se produzca un ataque. Esto incluye la definición de roles y responsabilidades, así como la realización de simulacros periódicos para asegurar una respuesta eficiente.