La de Príncep d’Espanya era la última de las terminales ferroviarias que quedaba por adaptar en el Puerto de Barcelona para equiparla con ancho UIC y permitiendo la operativa de trenes de hasta 750 metros de longitud, cubriendo así las necesidades operativas del mercado.
Está terminal está destinada “preferentemente” a la carga y descarga de vehículos al ser la que da servicio directo a las terminales de automóviles situadas en la zona de la dársena Sud del puerto de la capital catalana.
Las obras de remodelación de la terminal de Príncep d’Espanya no han estado exentas de complejidad ya que la prolongación de las vías suponía interceptar la entrada de uno de los edificios de oficinas situados dentro del recinto portuario, concretamente el edificio Tersaco, por lo que ha sido necesario modificar los viales adyacentes así como la accesibilidad a dicho edificio. Para ello, se ha construido un nuevo acceso viario y una pasarela peatonal elevada desde la Ronda del Port, que pasa por encima de dicha terminal ferroviaria.
El plan de reforma de las terminales ferroviarias iniciado por el Puerto de Barcelona hace siete años con el fin de equipar a todas las estaciones ferroviarias del enclave con ancho de vía internacional ha sido fruto de la apuesta de la autoridad portuaria catalana por el ferrocarril, una apuesta que ya ha dado resultados en forma de crecimiento constante de los tráficos ferroviarios, tanto de contenedores como de vehículos..
En la primera mitad de este año, el número de contenedores movidos en tren en el enclave ha sumado 125.062 TEUs, lo que supone el 13% de todo el tráfico de contenedores que entra o sale del puerto catalán. El movimiento de contenedores en tren se ha multiplicado por cinco en el Puerto de Barcelona desde el año 2009.
En cuanto a la cuota del ferrocarril en el movimiento de automóviles nuevos en el enclave, ésta se ha situado durante el primer semestre del año en un 35% de todo el movimiento de coches que se registra en el Puerto de Barcelona.